El gobernante, que cumple 78 años en octubre, había intentado postergar al máximo la operación, por temor -según confesó- a transmitir una imagen de debilidad.
“Soy como el jugador de fútbol que no quiere decir al técnico que siente dolor para no ir a la banca”, bromeó en julio en su programa semanal Conversación con el presidente, difundido por las redes sociales, cuando finalmente anunció el procedimiento.
Admitió que los dolores se habían vuelto insoportables, dejándolo de “mal humor”. El exlíder sindicalista, que perdió un dedo meñique en una fábrica metalúrgica, sufre de artrosis, un desgaste en los cartílagos que revisten las articulaciones, y que puede limitar el movimiento.
El viernes se someterá a una “artroplastia total de cadera”, en el hospital Sirio Libanés de Brasilia, informó un asesor de la Presidencia. La cirugía, que durará varias horas, bajo anestesia general, consiste en colocar una prótesis híbrida, con una parte fijada con cemento óseo y otra encajada directamente en el hueso.
Lula reveló, el lunes, que comenzó a sentir los dolores en la cabeza del fémur derecho en agosto del año pasado, durante la campaña contra su predecesor de ultraderecha Jair Bolsonaro, a quien venció en los comicios de octubre.
Y dio un diagnóstico más agudo, diciendo que no consigue dormir, sentarse o estar de pie sin sentir molestias. Su agenda se ha visto recortada y esta semana pospuso un viaje a São Paulo por “recomendación” médica, confirmó a la AFP una fuente presidencial.