Los moldavos han abierto sus fronteras, sus casas y sus corazones a los ucranianos

El Secretario General de la ONU, António Guterres visitó este martes el recinto ferial de Chisinau, en Moldavia, que se ha convertido en un centro de acogida para los refugiados de la guerra.

Irina, madre de cuatro hijos de la región de Odesa, no pudo contener las lágrimas cuando habló con él: “Nos marchamos casi inmediatamente después de que estallara la guerra; teníamos mucho miedo por nuestros hijos. Y ayer nos enteramos de que nuestro centro comercial, donde siempre habíamos comprado, quedó totalmente destruido”, cuenta Irina.

Ella y sus hijos se han instalado temporalmente en el centro de exposiciones MoldExpo. Desde el comienzo de la guerra, este y otros centros de acogida han procesado casi medio millón de refugiados.

En el momento álgido de la crisis, cuando Ucrania experimentaba un éxodo masivo de la población, el complejo de Chisinau llegó a albergar a más de 10.000 personas. La mayoría de ellas se trasladaron a otros países, pero aproximadamente 100.000 personas permanecen en Moldavia.

Para proporcionar a los refugiados los servicios básicos, el gobierno de Moldavia recibe ayuda de las agencias de la ONU como UNICEF, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA),  la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA), que prestan techo, alimentos, apoyo legal y psicológico, y asistencia médica, además de facilitar que los niños puedan seguir yendo a la escuela y desarrollarse en sus capacidades.

Violeta llegó a Moldavia, desde Odesa, con Daniel, de 12 años,  y Angelina, de 11, así como con sus dos gatos.

Mujeres y niños

“Lo que hace esta crisis única es que los refugiados sean principalmente mujeres y niños”, afirmó el Secretario General de la ONU en conversación con representantes de organizaciones no gubernamentales de mujeres que trabajan con ONU Mujeres.

 “A los hombres no se les permite salir de Ucrania, así que las mujeres y los niños están solos. Son más vulnerables, con lo pueden ser fácilmente víctimas de la violencia de género o de la trata de personas”, añadió.

Las Naciones Unidas, en colaboración con las fuerzas del orden de Moldavia y organizaciones de la sociedad civil, hacen todo lo posible para proteger a los ucranianos de estos delitos. “Ayer recibimos una denuncia, explicó Elena Botezatu, directora ejecutiva de la organización La Strada, a Noticias ONU.

“Nuestros trabajadores empezaron a sospechar de un hombre por el trato que dispensaba a su compañera de viaje, una mujer joven. Informamos inmediatamente a la unidad especializada en la lucha contra la trata de seres humanos de la policía moldava”, explicó.

Según Mariana Buruiana, directora del Centro Jurídico de la Mujer, la principal arma contra estos delitos es la concienciación. Los empleados del centro trabajan tanto en la frontera como en las comunidades de acogida, alertando a las mujeres de los posibles peligros.

Las familias moldavas acogen a los refugiados

Otro aspecto que diferencia a esta crisis de otras es, según António Guterres, la ausencia de campos de refugiados en Moldavia, ya que la inmensa mayoría de los ucranianos, el 95%, son acogidos por familias moldavas.

Por ese motivo, señaló, el mejor tipo de ayuda es la asistencia en efectivo. Esta forma de apoyo se presta tanto a los refugiados como a las familias que los acogen, a través del Programa de Asistencia en Efectivo que llevan a cabo ACNUR, UNICEF y otras agencias de la ONU.

“Estamos muy agradecidos a Moldavia y a las Naciones Unidas por su asistencia y apoyo”, dijo Lubov Fedorovna, de Chernobayevka, al Secretario. “Nuestro pueblo se dio a conocer por la guerra: los cohetes volaban literalmente sobre nuestras cabezas, y uno de ellos impactó en nuestro jardín”, la mujer no pudo contener las lágrimas al recordar la casa y el jardín que tuvieron que dejar atrás debido a la guerra.

Es imposible conocer en persona a los refugiados y no sentirse profundamente conmovido por sus historias: bombardeos, ataques, dejar atrás a los miembros de la familia”, expresó el Secretario General a los periodistas tras dejar el recinto ferial.

“Esta tragedia demuestra que la guerra es un sinsentido. Es absolutamente necesario detener esta guerra y hacer que prevalezca el derecho internacional. No hay solución militar para los problemas a los que nos enfrentamos”, enfatizó.

 Expresó su admiración por la hospitalidad brindada a los refugiados por el pueblo y el gobierno de Moldavia. “La gente abrió sus casas y sus corazones a los ucranianos”, subrayó António Guterres.

Este hombre y su esposa son uno de los muchos moldavos que han acogido a refugiados de Ucrania.

Vasiliy y Klavdia en contra de la guerra

El número uno de la ONU visitó a un matrimonio de jubilados, Vasiliy y Klavdia Turkanu, que acoge ahora a un segundo grupo de refugiados de Ucrania. Una de las dos habitaciones de su pequeño apartamento está ocupada por una madre, su hija y la abuela, de Nikolayev; antes, habían alojado ahí a dos chicos de Odesa.

Klavdia dice que sus huéspedes pueden quedarse hasta que acabe la guerra. “Entendemos lo que están pasando —dice apenada—. Nosotros, por ejemplo, podríamos sentir nostalgia durante un viaje. El hogar es lo más importante que tenemos. Y ellos no pueden volver a su casa”.

“¿Por qué la gente hace la guerra?”, se pregunta Vasiliy. “Podrían haber vivido en paz y negociar todo de forma amistosa”.

Tras la visita a Vasiliy y Klavdia, el Secretario volvió a manifestar su admiración por “la magnanimidad de los moldavos. Moldavia puede servir de ejemplo de solidaridad”.

El Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres (izquierda), saluda a Maia Sandu, presidenta de la República de Moldova.

Apoyo a Moldavia

Este martes, en la reunión con la presidenta de Moldavia, Maia Sandu, el Secretario General destacó que Moldavia, a diferencia de otros países que están acogiendo refugiados, no es miembro de la Unión Europea y, por tanto, no puede contar con el apoyo de la misma. Asimismo, las consecuencias de la guerra en Ucrania ejercen presión sobre la economía del país: la afluencia de refugiados, el aumento de los precios y el cierre del puerto marítimo de Odesa.

Por todo ello, el Secretario aseguró a la presidenta Sandu que la ONU no dejará sola a Moldavia con sus problemas. Además de asegurar que la Organización contribuirá al fortalecimiento de las instituciones gubernamentales, Guterres instó a la comunidad internacional a apoyar a este pequeño país europeo, que es el que más refugiados acoge en relación con el tamaño de su población.

A pesar de su apretada agenda, el titular de la ONU encontró tiempo para reunirse con representantes de la juventud de Moldavia, en particular con los miembros del Grupo Asesor de Adolescentes y Jóvenes de la ONU. Los jóvenes le plantearon su preocupación por el hecho de que a su edad la gente abandona el país en masa en busca de una vida mejor.

Para detener el éxodo, es imperativo que se garanticen ciertas condiciones en su país: recibir una educación, encontrar un trabajo y obtener independencia financiera es crucial.

El Secretario General cree que Moldavia se ha ganado un apoyo integral y prometió hacer todo lo posible para movilizar a la comunidad internacional para conseguirlo.

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