Aunque muchas personas no vean su necesidad porque las vacunas no sean especialmente efectivas en impedir la infección o la transmisión de la enfermedad, la doctora Kate O’Brien, directora de Inmunización, Vacunas y Productos Biológicos de la Organización Mundial de la Salud, aseguró que sí son muy eficaces a la hora de prevenir la muerte, los casos más graves y las hospitalizaciones.
“Sin embargo, maximizar esta efectividad contra las hospitalizaciones, los casos graves y la mortalidad, pasa necesariamente porque la gente se ponga todas las dosis recomendadas. Y esto es especialmente importante para las personas que están en los grupos de prioridad”, explicó O’Brien.
Por grupos prioritarios, la doctora se refería a las personas más vulnerables a la infección, a saber: los mayores de 60 años, las personas enfermas, las personas que tienen debilitado su sistema inmunitario, las mujeres embarazadas y los trabajadores de la salud.
O’Brian hizo esas consideraciones durante una rueda de prensa en Ginebra y tras una nueva ola de desinformación acerca de las vacunas contra el COVID-19 en algunos medios de comunicación y las redes sociales.
Noticias ONU/Daniel Johnson
Sin razones para la alarma
En cuanto a ciertas preocupaciones sobre los efectos secundarios de accidentes cerebrovasculares provocados por las vacunas que se basan en la tecnología mRNA, O’Brian explicó que en una base de datos de Estados Unidos había aparecido una “señal (advertencia) de seguridad” sobre la vacuna de refuerzo de ARNm COVID-19 de Pfizer.
“Esto ha alimentado la preocupación y la desinformación sobre las muertes relacionadas con las infecciones por COVID-19”, afirmó la experta que aclaró que “la evaluación de la Organización Mundial de la Salud de los informes y los sistemas de vigilancia no ha encontrado pruebas que corroboren esta señal en torno a las vacunas de ARNm y los accidentes cerebrovasculares”.
Con respecto a otra preocupación antigua aparecida en las redes sociales sobre un riesgo de miocarditis inducido por la vacuna o una inflamación del músculo cardíaco, la experta comentó que se conoce, que se trata de un efecto secundario “extremadamente raro”, que es leve y que, además, puede tratarse.
Por todo ello, la recomendación de la Organización Mundial de la Salud sigue siendo que los beneficios de las vacunas continúan siendo muy superiores a los riesgos.
El ruido de los datos tiene que ser revisado
En respuesta a las preguntas de los periodistas, la doctora O’Brian explicó que la OMS tiene muchos mecanismos diferentes para supervisar la seguridad de las vacunas y que las bases de datos están abiertas para cualquier persona que notifique efectos secundarios de las vacunas.
“Los datos contienen una gran cantidad de ruido. Las tendencias que surgen de ese ruido se denominan ‘señales de seguridad’. La OMS analiza detenidamente estas ‘señales’. En esta ocasión, no ha encontrado pruebas sustanciales que demuestren que las vacunas de refuerzo de ARNm sean inseguras”, explicó.
También comentó que los fabricantes de vacunas deben proporcionar datos a la OMS que demuestren que las vacunas deben añadirse o eliminarse de su categoría de “lista de uso de emergencia”, así como que la agencia de la ONU está interesada en el potencial de las vacunas nasales y orales, pero hasta ahora no se han presentado vacunas de este tipo para su inclusión en la “lista de uso de emergencia”.
En cuanto al rendimiento exacto de las vacunas existentes contra la cepa XBB 1.5 de COVID-19, indicó que aún no se conoce e indicó que la OMS revisará los datos cuando se publiquen.
Retraso en otras vacunas
En cuanto a marcha de las vacunaciones contra otras enfermedades, la doctora O’Brien dijo que en 2021, 25 millones de niños no recibieron ni una sola dosis de vacunas sistemáticas contra enfermedades potencialmente mortales, tras los 20 millones que no las recibieron en 2020.
Por ese motivo, la Organización Mundial de la Salud se ha comprometido a intensificar las actividades de vacunación en 2023 para suministrar vacunas a todas las personas que las necesiten.
Por otro lado, informó de que la OMS ha instado a China y a todos los países a publicar datos sobre la cobertura de la inmunización sistemática. Estos datos habían sido comunicados regularmente durante la pandemia, pero ahora muchos países están retrocediendo en su comunicación.