En una ceremonia cargada de emotividad y significado histórico, la Llama Olímpica fue encendida este domingo 2 de junio, en el antiguo sitio de Olimpia, Grecia, marcando el inicio del viaje que la llevará a la ciudad anfitriona de los Juegos Olímpicos.
La ceremonia, presidida por sacerdotisas vestidas con túnicas tradicionales, tuvo lugar en el estadio donde se celebraron los primeros Juegos Olímpicos de la antigüedad. Con el sol como testigo.
Tradicionalmente, las sacerdotisas utilizan un espejo parabólico para concentrar los rayos solares y encender la antorcha ceremonial, sin embargo debido al mal clima, fue encendido con un fuego de reserva.
Desde su origen en Olimpia, la llama recorrerá miles de kilómetros, pasando por distintos países y regiones, antes de llegar a la ciudad anfitriona, donde será utilizada para encender el pebetero que iluminará el estadio durante la ceremonia de apertura.
Este ritual milenario simboliza la conexión entre el pasado y el presente, recordando los ideales que inspiraron los Juegos Olímpicos en la antigüedad y renovando su relevancia en el mundo contemporáneo. La Llama Olímpica representa la aspiración de la humanidad por la paz y la armonía, así como la celebración de la diversidad y la camaradería a través del deporte.
Con el encendido de la Llama Olímpica, se inicia oficialmente la cuenta regresiva para los Juegos Olímpicos, que prometen ser un evento histórico y lleno de emoción.