La dama de hierro siria

“Estábamos con el barro hasta las rodillas cuando llegamos por primera vez a Afrin”, dijo Khadijah Afash, una mujer desplazada de 50 años, fundadora y directora del campamento.

Hoy, Khadijah se encuentra entre la minoría de las mujeres administradoras de campamentos en el noroeste de Siria. Cuando huyó por primera vez de Anadan a Afrin en 2020, los campamentos estaban vacíos y muchas familias tuvieron que dormir en el suelo.

Antes de ser desplazada, Khadijah era maestra y directora de escuela en Anadan. En su tiempo libre, enseñaba a mujeres y niños analfabetas. Su dedicación a la comunidad le valió el título de “Mujer de hierro” entre sus compañeros.

El campamento de Khadijah

Para aliviar estas penurias, Khadijah estableció un campamento. Su determinación no sorprendió a sus compañeros puesto que en Anadan tiene una reputación de “Mujer de Hierro”.

“Fui la primera mujer en mi pueblo en conducir un automóvil, graduarme de la universidad y convertirme en directora de escuela. Me dicen que como mujer debo quedarme al margen. Pero yo creo que como mujer seré activa y voy a crear una nueva generación”.

“Me gusta desafiarme a mí misma”, dice Khadijah. “Fui la primera mujer en mi pueblo en conducir un automóvil, graduarme de la universidad y convertirme en directora de escuela. Me dicen que como mujer debo quedarme al margen. Pero yo creo que como mujer seré activa y voy a crear una nueva generación”.

Recuerda haber crecido con una madre que sin importar el género prioriza la educación entre todos sus hijos.En las primeras etapas de establecimiento del campamento, Khadijah pudo obtener servicios básicos con el apoyo de organizaciones no gubernamentales. Primero fueron las tiendas de campaña, luego se fueron conectando las redes de agua y las panaderías.

Hoy, el campamento del Centro Falah se encuentra entre los más de 1400 campamentos registrados bajo el grupo de coordinación y gestión de campamentos transfronterizos de Siria. Alberga a 128 familias, incluidos 700 niños, y su escuela inscribe a 200 estudiantes.

“Tengo un grupo de WhatsApp con todas las familias del campamento. Cuando el pan llega a mi oficina por la mañana, les aviso a todos con un mensaje”, señala.

Más ayuda para el campamento

Ahora, en su tiempo libre, Khadijah cultiva frutas y verduras en un jardín y las comparte con los trabajadores de la tierra.

Bajo el liderazgo de Khadijah, el campamento ha crecido hasta convertirse en lo que es hoy. Pero para mantenerlo a flote, todavía se necesita apoyo humanitario, incluida la ayuda de la ONU, que cruza de Türkiye al noroeste de Siria.

“Si la ayuda deja de llegar, la gente pasará hambre”, subrayó. “Temo que la escuela se vacíe y aumente el trabajo infantil. Mientras estemos desplazados, necesitaremos ayuda”.

Como administradora del campamento, el ritual matutino de Khadijah consiste en distribuir pan, rellenar tanques de agua y visitar a los niños en la escuela y las mujeres en los talleres de alfabetización.

La escuela

La escuela del campamento inscribe a 200 estudiantes. La gran misión actual de Khadijah es lograr que la escuela sea acreditada para poder conseguir asistencia educativa.

Las mujeres, los niños y los hombres del campamenteo Falah se encuentran entre los 2,4 millones de personas que se benefician de la ayuda transfronteriza de la ONU cada mes. Esta operación transfronteriza está autorizada por el Consejo de Seguridad de la ONU. El campamento recibe canastas de alimentos mensuales y apoyo de agua y drenaje.

El llamado de Khadijah a la comunidad internacional es fortalecer su apoyo al pueblo de Siria.

“Tengo miedo de perder a toda una generación de sirios y su futuro. Espero que Siria vuelva a ser como era, uno de los países más hermosos del mundo”, apunta.

Posted in ONU