En Estados Unidos, el balance humano y material sigue aumentando mientras las autoridades trabajan entre los escombros dejados por el huracán Helene. En Carolina del Norte, el estado más afectado, algunos pueblos aislados prácticamente han desaparecido, arrasados por las aguas. Es el caso del pueblo de Marshall, al oeste de Charlotte, que tenía una población de unos 1.000 habitantes antes del paso del huracán.
Cuando el río se precipitó sobre su pueblo, Johnny Crash, un artista de 57 años, se refugió en un tejado. En pocas horas, vio desaparecer una casa tras otra. Incluida la suya, arrasada por el río. Cuatro días después, Johnny está de pie sobre sus ruinas, completamente demacrado. Su pueblo, Marshall, fue borrado del mapa por el huracán Helene: “Es increíble. Aquí había como diez edificios. Estos diez edificios ya no existen. Aquí había una iglesia. También ha desaparecido por completo. Sólo quedan ruinas”, dice a RFI.
Decenas de muertos
En este valle turístico de los Apalaches (este de Norteamérica), no sólo han desaparecido las casas. Decenas han muerto. Johnny vio ahogarse a los residentes ante sus propios ojos: “Un hombre murió porque se negó a evacuar. El agua subió tan rápido que acabó gritando pidiendo ayuda, pero los servicios de emergencia no pudieron llegar hasta él para salvarle”.
Mientras tanto, policías y voluntarios con trajes blancos peinaban las orillas del río French Board en busca de víctimas fallecidas. Durante los primeros días, Rocky, un guía de rafting de 31 años, formó parte de la unidad que sacaba los cuerpos de las víctimas ahogadas. Una tarea que llegó a ser demasiado dura para él: “Es terrible. No puedes quitarte las imágenes de la cabeza”. Las autoridades cifran en 600 el número de desaparecidos. Una cifra que Rocky considera realista.