España y Portugal marcan empate en el arranque de la Nations League con un gol de Morata y la actuación de espectacular de Gavi.
Esa era la gran novedad en el arranque, que el astro portugués, fue suplente de inicio. En Sevilla, Fernando Santos realizó un simulacro, con una delantera en la que la responsabilidad del gol descansaba en Leao y André Silva. No son Cristiano, con 37 años, pero tienen el colmillo lo suficientemente afilado como para meter en apuros a cualquier rival. Luis Enrique optó por Diego Llorente y Pau Torres como pareja para hacer frente a esa dinamita; Laporte era baja y Eric Garcia hizo carrera continua antes del partido pero finalmente no entró en la lista.
El experimento funcionó. Y lo hizo fundamentalmente porque esa labor defensiva arranca en Morata. Si no, no sirve. La presión es una cuestión coral que a Portugal le quedó claro desde los primeros compases del encuentro. Como había vaticinado Fernando Santos en la previa.
La Roja muerde muy arriba y eso deja sin aire al rival. Pero claro, esa receta es válida en cualquier cocina, así que los jugadores lusos también apretaron arriba. En el 17′ asistimos a un buen ejemplo de ello, con el robo de Guerreiro en una salida de España por la derecha.
Portugal cambió de aires en la reanudación. En el campo, porque Santos apostó por un ataque más directo y sus pupilos captaron el mensaje a la primera. Y en la banda, porque Cristiano comenzó a calentar y eso ejerció de viento de cola tanto para sus compañeros como para los aficionados lusos que estaban en la grada.
Bernardo Silva se volcó a derecha, se asoció con Cancelo, amigo en el City, y desde esa bota izquierda ganó empuje la selección portuguesa. En el 59′, Leao rozó el gol tras un brillante amago después de recibir un pase de André Silva. Pero el disparo de la joya rossonera fue rechazado a córner por Unai Simón en la mejor parada de la noche.
Con media hora por delante, Santos decidió lucir lo mejor que tenía en su armario. De una tacada, Cristiano y Guedes saltaron al césped como relevos de Otávio y André Silva. Por esa misma ventana de cambios entraron Koke y Olmo por Soler y Ferran Torres. Y el cambio de cromos no hizo sino confirmar lo que era tendencia en esa segunda mitad: más control de balón y peligro por parte de Portugal.
Con lo que no contaba nadie es con que La Roja se mostrara tan frágil en defensa. Y gran parte de culpa tuvo Ricardo Horta, quien entró en juego por Leao en el 72′. Diez minutos después, un ataque por banda derecha concluyó en el pase raso al delantero del Braga, quien no perdonó. Ni siquiera el cabezazo in extremis de Jordi Alba (87′) nos condujo a la victoria. Un nuevo empate ante Portugal nos helaba la sonrisa. Habrá que remar en Praga, allí tenemos río para ello.