Civiles llevan la peor parte en la Guerra que se lleva entre Israel y Hamás del Oriente Medio

El recrudecimiento de la guerra entre Israel y el grupo armado Hamás desencadenó posiciones divergentes en el mundo: de un lado, países como Estados Unidos calificaron esta ofensiva como “demencial”; y del otro, las naciones árabes simpatizantes del ataque no han parado de celebrar desde el sábado, cuando militantes de Hamás lanzaron un ataque armado sin precedentes contra Israel.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden aseveró que los ataques de Hamás son “un acto de maldad pura”, y agregó que “hay momentos en esta vida -lo digo literalmente- en los que un mal puro y sin adulterar se desata en este mundo”. Acto seguido anunció su apoyo irrestricto a Israel, y anunció su cooperación para frenar la ofensiva del grupo extremista.

Entre tanto, simpatizantes del movimiento islamista palestino celebraron de distintas formas la ofensiva de Hamas. Por ejemplo, habitantes de Líbano salieron a festejar a las calles, tanto de Beirut y en su periferia sur (bastión del movimiento proiraní Hezbolá) como en los campamentos de refugiados palestinos, y el martes en la noche, más de 4.000 personas se congregaron en el centro de Amán, capital de Jordania, a gritos de “Adelante, adelante Hamás” y “Revolución, revolución hasta la muerte”.

No obstante, aunque los líderes de ambos bandos y sus apoyos han tratado de encasillar el conflicto entre buenos y malos, y la diplomacia ha actuado poco para zanjar las diferencias y llegar a un acuerdo que beneficie a los dos estados en conflicto, son los civiles los que han llevado la peor parte.

Los datos oficiales registran que hasta este martes los ataques de Hamás dejaban 1.008 personas muertas en Israel, de estos, 260 son parte de los que fallecieron en el ataque perpetrado por el grupo extremista en el festival de música Nova; a los muertos se suman las 3.418 personas heridas por los ataques de Hamás.