
La compleja situación en Medio Oriente ayer volvió a tener un espacio central en la agenda geopolítica de Donald Trump, cuando Israel se apresta a ocupar toda la Franja de Gaza para terminar con la organización terrorista Hamas.
Con la intención de definir un plan de reconstrucción para Gaza tras el conflicto entre Israel y Hamas, Trump reunió a Marco Rubio -secretario de Estado-, Stevie Witkoff -enviado especial para Medio Oriente-, Tony Blair -expremier británico-, y a su yerno y ex asesor Jared Kushner.
La cita sucedió en el Salón Oval, duró 90 minutos y el presidente de Estados Unidos tiene como objetivo que su iniciativa para Gaza esté definida antes que inicie la Asamblea Anual en Naciones Unidas.
La Asamblea está convocada en New York para los primeros días de septiembre, y en ese escenario multilateral se prevé que Reino Unido, Canadá y Francia reconozcan a Palestina como Estado.
La estrategia política de Trump es llegar a Manhattan con la iniciativa cerrada, y utilizar ese proyecto para abrir una negociación con Keir Starmer, Mark Carney y Emmanuel Macron destinada a postergar sus anuncios sobre Gaza, que tendrán un fuerte impacto en el tablero geopolítico de Medio Oriente.
El plan bosquejado por Trump tiene una condición política que no será aceptada por la Liga Árabe: impone la exclusión absoluta de la Autoridad Nacional Palestina en el consejo que se integraría para administrar la transición institucional en Gaza.
Arabia Saudita y Qatar- protagonistas clave en la Liga Árabe-, ya le adelantaron a Trump que no están de acuerdo con esa premisa y ratificaron que la Autoridad Nacional Palestina -ahora sólo regentea Cisjordania- debe estar a cargo de la transición en La Franja.
Al margen de la integración formal del Consejo para Gaza, el encuentro en la Casa Blanca sirvió para debatir las distintas propuestas alternativas que presentó Trump en los últimos meses.
En este contexto, el presidente de Estados Unidos anunció su intención de transformar a Gaza en una villa veraniega frente al Mediterráneo, y planteó la necesidad de erradicar los dos millones de palestinos que –como pueden– sobreviven a la hambruna en la Franja.
Estas dos propuestas de Trump tampoco son aceptadas por la Liga Árabe.
Qatar, Arabia Saudita, Jordania y Egipto sostienen que los gazatíes deben permanecer en su territorio y que construir una Riviera en Gaza viola todos los acuerdos internacionales.
“Es un plan muy completo que mucha gente verá lo sólido y bien intencionado que es, y refleja los motivos humanitarios del presidente Trump”, analizó el enviado especial Witkoff, cuando le preguntaron sobre la iniciativa que define el líder republicano.
Si al día siguiente del fin de la guerra, Trump pretende que la Liga Árabe esté a su lado apoyando su iniciativa de reconstrucción, debería modificar las cláusulas vinculadas a las autoridades constituidas, el traslado final para los palestinos y la construcción de un balneario top a la orilla del Mediterráneo.
En caso contrario, el plan de Estados Unidos para Gaza tendría escasos apoyos en la comunidad internacional.