Donald Trump no descarta aplicar en Brasil laregla geopolítica que utilizó con China, cuando lanzó su guerra comercial contra el mundo: subir los porcentajes de los aranceles de los bienes importados brasileños, cada vez que Lula da Silva eleve las barreras tarifarias sobre los productos que se exporten desde Estados Unidos.

Entre el primero de febrero y el 9 de abril, Estados Unidos subió los aranceles a China desde el 10 por ciento al 145 por ciento, mientras que entre el 1 de febrero y el 11 de abril, China incrementó los aranceles desde el 10 por ciento al 125 por ciento.
En ese lapso de tiempo, casi 70 días, Estados Unidos aumentó seis veces los aranceles a China, y el regimen comunista hizo lo propio en cinco oportunidades.
Fue una escalada inédita que terminó en una tregua comercial negociada durante un cónclave en Suiza. En esa oportunidad, Trump y Xi JInping acordaron un arancel del 30 por ciento para las importaciones chinas, y del 10 por ciento para las exportaciones desde Estados Unidos.
Pero el caso de Brasil es diferente a la situación que atravesaron Washington y Beijing en los primeros meses de 2025.
Da Silva no tiene el peso geopolítico de Xi, y además la causa básica que justificó el aumento de los aranceles del 50 por ciento impuesto por Trump, no puede ser resuelta por el Presidente de Brasil.
Trump acusó a Da Silva de encabezar una caza de brujas contra Jair Bolsonaro, exmandatario brasilero acusado de promover un golpe de estado contra el actual presidente.
La causa penal está en la Corte Suprema de Brasil, y Da Silva no puede hacer nada para evitar su trámite procesal. Bolsonaro, como en su momento Trump con Joe Biden, asegura que Lula le robó la elección de 2022.
“Conocí y traté con Bolsonaro, y lo respetaba mucho, al igual que la mayoría de los otros líderes de países. La forma en la que Brasil trató al expresidente, un líder altamente respetado en todo el mundo durante su mandato, incluido por Estados Unidos, es una vergüenza internacional. Este juicio no debería estar ocurriendo. Es una cacería de brujas que debe terminar inmediatamente”, sostiene la carta que Trump envió a Lula anunciando la suba de los aranceles al 50 por ciento.
Y completó: “Debido en parte a los ataques insidiosos de Brasil a las elecciones libres y a los derechos fundamentales de la libertad de expresión de los estadounidenses (…) cobraremos a Brasil un arancel del 50% sobre todos y cada uno de los productos brasileños enviados a Estados Unidos”.