Este domingo, Ron DeSantis, gobernador de Florida, anunció su retiro de la lucha por la designación republicana a la presidencia, con lo que otorga a su hasta entonces rival, la exembajadora ante la ONU Nikki Haley, el cara a cara contra el expresidente Donald Trump.
No obstante, Haley cuenta poco tiempo para consegui el apoyo republicano y alcanzar a Trump.
Haley entró la contienda tratando de mantener un balance que le permita establecer una distancia con Donald Trump, quien la designó embajadora ante las Naciones Unidas, aunque sin alejarse de los conservadores que coinciden con las políticas del exmandatario pero que no quieren lidiar con la controversia que genera.
Argumentando que es tiempo para una nueva generación de lideres en el partido republicano, Haley resalta sus logros como gobernadora, criticando al presidente Joe Biden y prometiendo luchar contra el socialismo.
Como gobernadora promulgo una ley estatal que prohíbe el aborto después de 20 semanas.
También promulgó una ley para combatir la inmigración ilegal que, entre otras cosas, implantó el requerimiento de que los negocios en el estado verifiquen el estatus migratorio de los empleados y que el estado comparta con agencias de inmigración el estatus migratorio de personas encarceladas en Carolina del Sur. Partes de esa ley fueron bloqueadas por las cortes.
Cuando Trump ganó la candidatura, se unió a su equipo de campaña y luego de la victoria presidencial fue designada embajadora ante Naciones Unidas, puesto que mantuvo por dos años. Trump alabó su trabajo como embajadora y cuando dejó el cargo quedaron en buenos términos, a diferencia de otros funcionarios que fueron criticados por el exmandatario luego de dejar sus puestos.
En 2020, Haley evitó criticar a Trump cuando este alegaba fraude en las elecciones presidenciales en las que fue derrotado por Joe Biden, pero sí condenó sus acciones luego del asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021.