El número de muertos por los devastadores incendios que han azotado en los últimos días el condado de Los Ángeles en California, ascendió a seis este jueves 9 de enero, según confirmaron las autoridades. Los incendios, que comenzaron el pasado martes ha arrasado cerca de 11,000 hectáreas y sigue avanzando mientras los equipos de emergencia trabajan para contenerlo.
El sheriff del condado, Robert Luna, señaló que la cifra de muertos podría aumentar en los próximos días. “Francamente, no sabemos cuál será el balance final”, declaró Luna. Las víctimas han sido encontradas en áreas completamente calcinadas, lo que complica su identificación.
La ola de incendios inicio con el Palisades Fire, el martes 7 de enero a las 10:30 a.m., y desde entonces, ha obligado a la evacuación de miles de personas en las zonas afectadas. Más tarde, el incendio Eaton Fire, localizado al noreste de Los Ángeles en Altadena, en las colinas de San Gabriel, se propagó con rapidez hasta cubrir unas 809 hectáreas. Las condiciones meteorológicas adversas, con altas temperaturas, fuertes vientos y vegetación seca, han acelerado la propagación de las llamas, dificultando los trabajos de contención.
Los equipos de rescate, apoyados por helicópteros y aviones cisterna, recorren las áreas devastadas en busca de posibles víctimas adicionales. Según informó Fox News, las operaciones se desarrollan en medio de terrenos accidentados y una gran acumulación de escombros.
Las autoridades locales han instalado a los residentes para evitar las zonas afectadas y seguir las instrucciones de los equipos de emergencia. El sheriff Luna destacó que, además de las seis víctimas confirmadas, existe una alta probabilidad de encontrar más personas fallecidas debido a la magnitud del incendio.
Los incendios son impulsados por vientos huracanados y una sequía prolongada. Las llamas destruyeron hogares, obligaron a realizar evacuaciones masivas y dejaron a miles de personas sin electricidad. Y además, alteraron la calidad del aire que se respira en la zona.
De acuerdo con la agencia EFE, días antes de la crisis, el Servicio Meteorológico Nacional de los Estados Unidos había emitido una alerta sobre un “evento meteorológico peligroso”. Destacó el riesgo extremo de incendios debido a vientos sostenidos de 80 kilómetros por hora y ráfagas de hasta 145 kilómetros por hora.
Esas condiciones fueron comparadas con una tormenta de 2011 en Pasadena, aunque con un riesgo mucho mayor este año debido a la sequía prolongada y la falta de lluvias desde el verano.