Un caza ruso Su-27 interceptó este martes un avión de alerta temprana y control aerotransportado y dos cazas franceses sobre el mar Negro, que cambiaron de rumbo, según informó en un comunicado el Ministerio de Defensa de Rusia.
“Un caza Su-27 de la unidad de guardia de la defensa antiaérea rusa alzó el vuelo para evitar una violación de la frontera estatal de Rusia. La tripulación identificó los objetivos aéreos como un avión de alerta temprana y control aerotransportado E-3F y dos cazas Rafale-C de la Fuerza Aérea de Francia”, indicó Defensa.
Según el ministerio ruso de Defensa, “ante la cercanía del caza ruso los aviones militares extranjeros cambiaron de rumbo, se alejaron de la frontera de Rusia y abandonaron el espacio aéreo sobre el mar Negro”.
“El avión ruso volvió a su base. No se permitió la violación de la frontera estatal de Rusia”, añadió Defensa.
Este tipo de incidentes se han producido con regularidad, incluso antes de que Rusia lanzara su invasión a Ucrania en 2022.
Rusia intercepta periódicamente aeronaves militares extranjeras sobre aguas neutrales. En octubre del año pasado la Fuerza Aérea rusa envió un caza MiG-31 a acompañar un avión de patrulla Poseidon de la Fuerza Aérea de Noruega sobre el mar de Barents que se acercaba a la frontera estatal rusa.
Dos días antes del incidente con el avión noruego, la aviación rusa interceptó también dos bombarderos estratégicos B-1B estadounidenses en el mar Báltico. También en octubre la Fuerza Aérea rusa detectó un avión espía RC-135 y dos cazas británicos en el mar Negro e interceptó un avión espía estadounidense Poseidon P-8A sobre el mar de Noruega. Otro MiG-31 ya había interceptado un Poseidon el pasado 18 de septiembre cuando se acercaba a territorio ruso en el mar de Barents.
En marzo de 2023 aumentaron las tensiones entre el Kremlin y la Casa Blanca cuando un avión no tripulado estadounidense Reaper se estrelló tras colisionar con un caza ruso sobre el Mar Negro. Este incidente tuvo lugar cerca de la anexionada península ucraniana de Crimea, donde el gobierno de Vladimir Putin ve con malos ojos la presencia de la OTAN, sean buques de guerra o aparatos de reconocimiento y vigilancia.