Reunión de líderes juveniles del clima en Indonesia: Tenemos que hacer las paces con la naturaleza

Un generador solar portátil en un maletín negro y una berenjena cultivada en suelo orgánico fueron algunos de los diversos objetos que un grupo de jóvenes líderes climáticos de Yakarta compartió con la vicesecretaria general de la ONU, Amina Mohammed, este fin de semana, encarnando su propia inspiración personal y sus esfuerzos por avanzar en la lucha contra el cambio climático.

La secretaria general adjunta se encontraba allá de visita para asistir a la Plataforma Mundial para la Reducción del Riesgo de Desastres, que se celebra esta semana en la isla de Bali.

Sin embargo, antes de esa reunión, la vicesecretaria se encontró con 15 líderes juveniles de toda Indonesia para hablar de las dificultades que tienen para llevar a cabo proyectos relacionados con el clima en sus propias comunidades.

Tras escuchar las presentaciones de los diversos proyectos, entre los que se encontraban la fundación de bancos de alimentos digitales, un estudio de la contaminación atmosférica o el lanzamiento de cursos de educación sobre agricultura sostenible, la vicesecretaria general dijo que quería transmitir “la energía, la ira, la frustración, el optimismo y la esperanza” de estos jóvenes en sus reuniones con los delegados en Bali en los próximos días.

Unos niños juegan en las aguas desbordadas del río Ciliwung, en Yakarta Oriental, Indonesia.

El papel de Indonesia

Bali es sin duda el lugar apropiado para acoger la Plataforma Mundial para la Reducción del Riesgo de Desastres. Situada a lo largo del volátil Borde de Fuego del Pacífico —donde las placas tectónicas se encuentran a lo largo de una falla volcánica—, Indonesia registró 3034 desastres naturales en 2021, que afectaron a 8,3 millones de personas y causaron al menos 662 muertes.

Esas cifras se dispararán si el mundo no actúa para detener el calentamiento global acelerado que está camino de los 3,2 grados por encima de los niveles preindustriales, más del doble del límite de los 1,5 grados aconsejados por los científicos para evitar los peores efectos de la crisis climática.

El último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) reafirma que cualquier aumento por encima de los 1,5 grados provocaría un incremento drástico de los fenómenos meteorológicos extremos, como las inundaciones, que representaron más de un tercio de todas las catástrofes ocurridas en Indonesia el año pasado.

Sin embargo, tomar medidas contra el cambio climático no es solo un imperativo nacional para el país. En diciembre de 2021, Indonesia asumió la presidencia del G20, cuyos miembros son los responsables del 80% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero.

Indonesia, un defensor bien situado

Como la mayor nación archipelágica del mundo, Indonesia se encuentra en una “buena posición para defender los intereses de los países menos desarrollados y los pequeños estados insulares en la escena mundial“, afirma la representante de la ONU en el país, Valerie Julliand. “Eso incluye hacer que los países ricos rindan cuentas de su compromiso de movilizar 100.000 millones de dólares al año, para ayudar a los países más pobres afronten el cambio climático”.

La aparición del presidente indonesio, Joko Widodo, en la conferencia sobre el cambio climático de la ONU, la COP26, celebrada el año pasado en Glasgow, fue una muestra de la importancia que tiene para el país.

Hogar de la tercera mayor superficie forestal del mundo después de Brasil y la República Democrática del Congo (RDC), Indonesia se comprometió a detener o revertir la deforestación para 2040 en la cumbre del clima de Glasgow. También se unió a los Estados Miembros en la promesa de “reducir progresivamente” el uso del carbón.

Sin embargo, Indonesia no se ha comprometido a poner fin a su cartera de proyectos de generación de carbón en el marco de su actual plan de desarrollo nacional de diez años. Para los grupos ecologistas, estos proyectos, que incluyen 13,8 GW de nueva capacidad de carbón para 2029, de los cuales más de 10GW ya están en construcción, no son compatibles con los objetivos climáticos del país.

Además de ser el mayor exportador de carbón del mundo, la minería del carbón da empleo a unos 450.000 indonesios y mantiene a otros millones más, sobre todo en las zonas económicamente empobrecidas de Kalimantan y Sumatra.

Ayudar a Indonesia a pasar del carbón a la generación de energía limpia es el objetivo de los socios del Diálogo FIRE, una plataforma internacional que reúne a representantes de la ONU, embajadores y diplomáticos de múltiples países, y organizaciones como el Banco Asiático de Desarrollo.

Amina Mohammed se reúne con los jóvenes activistas indonesios para hablar de cómo les afecta la crisis climática.

Optimista para el futuro

“Va a ser difícil, pero soy optimista”, dijo Amina Mohammed en un acto de la ONU en Indonesia, tras una reunión con los socios de Diálogo FIRE el lunes. “Necesitamos esfuerzos concertados para acompañar a este país en los próximos cinco años para que se encamine hacia las energías renovables y una economía verde y azul”.

La vicesecretaria añadió que los jóvenes serán el motor de esta transformación, entre otras cosas, intentando difundir hechos fundamentales como que la economía verde y azul puede crear tres veces más puestos de trabajo que las economías provenientes del sector de los combustibles fósiles.

Al igual que los jóvenes activistas del clima, la vicesecretaria mostró unos objetos que para ella simbolizan la situación: un pedazo de cristal de mar y una concha marina de color rosa pálido.

La concha, dijo, representa la comunicación y, en concreto, la necesidad de ir más allá de la dura carcasa exterior para comunicar una verdad interior fundamental: “Los seres humanos empezaron una lucha contra la naturaleza. La naturaleza se defendió. Y ahora tenemos que hacer las paces con la naturaleza“.

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