Brasil vivió una jornada de alegría el pasado domingo, cuando Luiz Inácio Lula da Silva tomó posesión como presidente delpaís suramericano.
Lula de 77 años, juró como presidente de Brasil asumiendo los principales retos como economía del país, el control de la pandemia de COVID-19 y el medio ambiente, en un ambiente político extremadamente polarizado.
Lula tomó posesión junto a su vicepresidente, Geraldo Alckmin, en una ceremonia celebrada en el Cámara de Diputados del Congreso Nacional brasileño, a la que no asistió el mandatario saliente Jair Bolsonaro, que dos días antes dejó el país rumbo a Estados Unidos para evitar estar en el juramento de su sucesor.
Para Lula este es el tercer mandato al frente del gigante suramericano, el que lideró desde 2003 a 2011.
“Es sobre estas terribles ruinas que asumo el compromiso, junto con el pueblo brasileño, de reconstruir el país y hacer de nuevo un Brasil de todos y para todos”, manifestó Lula.
Según Lula, entre las primeras acciones de su gobierno estará “rescatar a 33 millones de personas del hambre y rescatar de la pobreza a más de 100 millones de brasileños y brasileñas”.
El nuevo presidente brasileño anunció también que revocará los decretos que facilitaron el acceso a armas y municiones “que causaron tanta inseguridad y tanto daño a las familias brasileñas”.
Antes de dar inicio a la ceremonia, hicieron unos minutos de silencio por el fallecimiento del Papa Benedicto XVI.