Los líderes de salud latinoamericanos llaman a prepararse para las emergencias futuras

La Organización Panamericana de la Salud (OPS) celebra a partir de este lunes y hasta el 30 de septiembre la trigésima edición de su conferencia sanitaria para analizar las enseñanzas de la pandemia y buscar acuerdos que ayuden a todos los países del continente a mejorar la situación en la esfera de la sanidad.

En la reunión de alto nivel participan, entre otros líderes, el presidente de Argentina, Alberto Fernández, quien destacó que sólo invirtiendo en salud pública desde un enfoque de derechos y con perspectiva de género, se podrá reducir la dependencia y vulnerabilidad de la región y se tendrá una mejor preparación frente a los futuros desafíos globales.

“Quiero subrayar dos cosas que nos dejó la pandemia: la primera es la importancia de priorizar la salud y la segunda es que, de las crisis, como de cualquier emergencia, nadie se salva solo”, dijo Alberto Fernández en un mensaje de video, subrayando la cooperación sanitaria que existe en la región.

Interrupción de servicios y marcha atrás

La directora de la OPS, por su parte, sonó la alarma con respecto a la interrupción de los servicios sanitarios derivados de la pandemia, que causaron un retroceso de 30 años en la inmunización infantil.

“La región ve ahora la circulación de enfermedades que ya habíamos eliminado o estábamos a punto de superar”, apuntó Carissa Etienne, exhortando a los líderes de América a revertir esas tendencias con determinación y advirtiendo que padecimientos como la difteria y la fiebre amarilla “están a un brote de convertirse en emergencias regionales”.

Al igual que otros oradores de esta primera jornada del cónclave que hicieron hincapié en las lecciones de la COVID-19 y en la solidaridad para forjar el futuro de la salud en la región, Etienne sostuvo que para la reconstrucción tras la pandemia los países deben trabajar en colaboración.

“Espero que dentro de diez años, podamos considerar a nuestra región como una sola (…) [y] que las tecnologías digitales potencien el seguimiento de las enfermedades, mejoren la experiencia de los pacientes y fomenten la toma de decisiones informadas en todos nuestros Estados Miembros”, añadió.

Un hombre mayor  recibe la vacuna del COVID-19 en Perú.

Agenda sanitaria compartida

Según la directora de la OPS, los países han traducido la idea de la atención de salud universal en políticas prácticas a largo de la última década y trabajan juntos en una agenda sanitaria compartida para América y para los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Aclaró, sin embargo que aunque esta colaboración ha tenido un impacto real en la reducción de las desigualdades, los países deben continuar con un espíritu solidario para abordar los desafíos actuales, entre los que resaltó nuevamente la caída de la cobertura de vacunación.

En su discurso, Etienne también enfatizó la labor de la OPS, que ha ampliado la cooperación técnica para aumentar la resiliencia de los sistemas de salud y la preparación para los desastres, lo que ha resultado decisivo en nuestras respuestas al Zika, la COVID y la viruela símica.

Pandemia de las desigualdades

El ministro de Salud Pública de Paraguay, Julio Borba, que preside la Conferencia, abordó la problemática de la inequidad, evidenciada por la pandemia.

“Podemos afirmar que esta es una pandemia de las desigualdades, exacerbadas especialmente en el ámbito sanitario, económico y social, en la que se agudizaron las inequidades tanto entre los países, como al interior de estos”, señaló.

Brba agregó que ahora es necesario tomar las medidas adecuadas para afrontar el nuevo escenario y renovar el compromiso político para construir un sistema multilateral más consolidado “que priorice, por sobre todo, el fortalecimiento de la cooperación internacional, la solidaridad, la equidad y la unión” entre los países de la región.

En la Conferencia de este año, los delegados discutirán sobre las emergencias de salud en curso, como la COVID-19 y la viruela símica, y revisarán las políticas y estrategias para reforzar la preparación de la región ante futuras emergencias, lo que incluye entre otras cosas, la acción regional para mejorar la vigilancia genómica, desarrollar fuerzas de trabajo de salud resilientes y mejorar los sistemas de regulación para facilitar la producción de tecnologías sanitarias, como las vacunas.

Además, se estudiarán cuestiones como la creciente carga de trastornos de salud mental, la atención integrada de salud y la lucha contra las enfermedades no transmisibles. 

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