La Unión Europea debe replantearse su modelo de gobernanza socioeconómica con valentía si quiere cumplir con su compromiso de erradicar la pobreza, dijo este viernes el relator especial de la ONU sobre la extrema pobreza y los derechos humanos al término de una visita oficial a las instituciones de la UE.
“Aunque la UE ha hecho avances recientes en la erradicación de la pobreza, no debe caer en la autocomplacencia”, dijo Olivier De Schutter. “Su compromiso de sacar a 20 millones de personas de la pobreza para 2020 se ha incumplido en gran medida”.
“Dado que la UE ha experimentado un crecimiento económico y de empleo constantes hasta muy recientemente, la única explicación de este fracaso es que los beneficios no se han distribuido de manera uniforme. Esto supone una derrota para los derechos sociales”, añadió.
Una de cada cinco personas en la región, el 21,1% de la población, estaba en riesgo de pobreza o exclusión social en 2019, lo cual representa un total de 92,4 millones de personas.
Además, un total de 19,4 millones de niños, que representan el 23,1%, viven en la pobreza en toda la Unión, y 20,4 millones de trabajadores viven en riesgo de pobreza.
Las mujeres están desproporcionadamente representadas entre los pobres. El 85% de las familias monoparentales están encabezadas por mujeres, y el 40,3% de ellas están en riesgo de pobreza.
El COVID-19 deja nuevos pobres
La crisis provocada por el COVID-19 ha afectado a muchos europeos que jamás habían experimentado la pobreza anteriormente. “He hablado con personas que han pasado hambre por primera vez, que se han visto expuestas porque carecen de hogar, y que sufren maltrato y abuso a causa de la pobreza”, dijo De Schutter.
“La UE puede desempeñar un papel importante para impulsar los esfuerzos de los Estados miembros en su lucha contra la pobreza, especialmente a través de las recomendaciones de país que emite de forma anual. Pero en lugar de dar prioridad a las inversiones en sanidad, educación y protección social, estas recomendaciones a menudo han impuesto recortes presupuestarios en nombre de la rentabilidad. Desde 2009, los Estados miembros no han hecho más que recortar sus inversiones en estas áreas que son críticas para la reducción de la pobreza”, señaló el experto de la ONU.
El Pacto Verde Europeo fue presentado a finales de 2019 por la presidenta von der Leyen como la nueva estrategia de crecimiento de la UE.
“La lucha contra la pobreza es la pieza que falta en este Pacto Verde. En teoría el Pacto Verde combina objetivos medioambientales y sociales, pero mientras esta buena voluntad no se traduzca en acciones concretas, millones de personas seguirán luchando por un nivel de vida digno en una sociedad que les abandona.”
Competencia para ver quién da menos
De Schutter destacó también que la incapacidad de la UE para hacer frente a “la carrera cuesta abajo” de los Estados miembros en materia de impuestos y de protección de los trabajadores socava sus esfuerzos para combatir la pobreza.
“Los Estados miembros compiten entre sí de forma inútil. Compiten en una carrera para bajar impuestos, salarios y protecciones para los trabajadores a niveles mínimos porque creen que así pueden atraer a los inversores y mejorar su competitividad en el mercado. Pero socavar los derechos sociales no sólo viola sus obligaciones internacionales, sino que además es malo tanto para empresas y trabajadores como para las arcas públicas. Cada año se pierden entre 160.000 y 190.000 millones de euros sólo por la competencia en materia impositiva. El resultado es que se desplaza la carga fiscal de las grandes empresas e individuos ricos hacia los trabajadores y los consumidores”.