Este lunes 23 de septiembre cumple años el cantante más internacional de la música española. 81 años son los que acumula a sus espaldas Julio Iglesias, y con más de 300 millones de discos vendidos en todo el mundo y casi seis décadas de carrera profesional, las controversias que rodean a su figura nunca dejan de crecer. Desde su extensa lista de amores hasta sus grandes éxitos, el artista prepara para Netflix un documental en el que mostrará al mundo detalles desconocidos sobre su vida.
Nacido en Madrid en 1943, es el hijo mayor del médico Julio Iglesias Puga y María del Rosario de la Cueva y Perignat, perteneciendo así a la clase acomodada madrileña. Jugó como portero en el Real Madrid y estudió Derecho en la Universidad Complutense. Sin embargo, su vida profesional giró en torno a una industria muy distinta. Tras un accidente de coche con sus amigos, sus sueños de convertirse en futbolista se truncaron y para ahogar las penas decidió coger una guitarra y escribir letras.
Una vez se recuperó, volvió a retomar sus estudios y emprendió un viaje a Londres para aprender inglés. Durante su estancia en la capital inglesa, empezó a cantar en pubs como el Air Port Pub, lugares en los que conocería a Gwendolyne Bollore, quien inspiró una de sus primeras canciones y convirtió a Julio Iglesias en una estrella internacional.
En 1970 se convertía en el representante de España para Eurovisión, y enfundado en un traje azul, Julio Iglesias ponía voz a Gwendolyne. Tras él, el trío La La La acompañaba la melodía en una esperada gala en la que esperaban repetir la corona de Massiel dos años antes. En dos minutos y cincuenta siete segundos, un sonriente Julio Iglesias aún en blanco y negro y respaldado por la orquesta de Augusto Algueró se hizo con la cuarta posición en Ámsterdam; sin embargo, para muchos fue el ganador moral de una noche en la que Irlanda se llevó el trofeo a casa.
A partir de ahí, todo es historia y entre el éxito profesional del artista siempre se ha escondido la sombra de sus amores. “Me gustan las mujeres, me gusta el vino. Y si tengo que olvidarlas, bebo y olvido”, cantaba el madrileño en 1977; y para entonces, ya había viajado por todo el mundo y estaba a punto de divorciarse de Isabel Preysler. La pareja se conoció en una fiesta de Tomás Perry, donde una joven de origen filipino acababa de aterrizar para estudiar Secretariado Internacional.
Un año más tarde, contraían matrimonio en Illescas, Toledo, cuando ella ya se encontraba embarazada de Chábeli; y en cuestión de cuatro años, también llegaban al mundo Julio José y Enrique. En el verano de 1978, cuando Isabel recogía a su marido en el Aeropuerto Madrid-Barajas, le susurró al oído: “Julio, tú tuviste que pedirme muchas veces que nos casáramos, pero yo te voy a decir una sola vez que nos separamos”.