América Latina debe fomentar las inversiones en las infraestructuras hidráulicas y los servicios de saneamiento relacionados con el agua para mejorar el bienestar y calidad de vida de la población y reactivar la economía de la región, recomendó este miércoles el secretario ejecutivo de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
José Manuel Salazar-Xirinachs hizo esta observación durante la inauguración de la tercera edición de los Diálogos Regionales del Agu,a que se celebra hasta el viernes 3 de febrero en la sede del organismo de las Naciones Unidas en Santiago de Chile.
Según estimaciones de la CEPAL, para impulsar la transición hídrica justa y sostenible, universalizando la cobertura de agua y saneamiento manejados de forma segura, se requiere un impulso inversor público y privado equivalente al 1,3% del PIB regional durante 10 años.
“Esto generaría 3,6 millones de empleos verdes y los correspondientes nuevos ingresos familiares, constituyéndose así en un eje de recuperación transformadora de la economía de los países, reduciendo contaminantes y aumentando la resiliencia ante el cambio climático y amenazas sanitarias tales como la pandemia. Es un esfuerzo importante, pero no imposible”, aseveró Salazar. Xirinachs.
La reunión ministerial en Santiago de Chile es preparatorio de la Conferencia del Agua de las Naciones Unidas 2023, que tendrá lugar en marzo en Nueva York, y tiene como propósito evaluar el progreso relacionado con el Objetivo de Desarrollo Sostenible número 6: garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento para todos.
Un derecho humano incumplido
Durante la reunión los países elaborarán, por primera vez en la historia, una Agenda Regional del Acción por el Agua, que permitirá a América Latina y el Caribe llegar con una sola voz a la reunión de marzo en la sede de la ONU.
Durante su intervención, el secretario ejecutivo de la CEPAL advirtió que, si bien el agua es reconocida como un derecho humano desde 2010, en América Latina y el Caribe una gran parte de la población aún carece de servicios de agua y saneamiento manejados de forma segura.
Precisó que el 25% de las personas no cuenta con acceso a agua potable (161 millones de personas), mientras que el 66% de la población de la región (431 millones de personas) no tiene acceso a servicios de saneamiento manejados de manera segura.
Grave desigualdad
“El quintil más vulnerable sufre más esta situación, con un 25% menos de acceso a estos servicios. Además, y debido a la regresividad de los sistemas tarifarios de agua, este quintil de mayores necesidades puede pagar hasta el doble, proporcionalmente, que el quintil más rico”, alertó.
Salazar-Xirinachs precisó que, en las últimas tres décadas, los desastres asociados al agua representaron el 88% del total de los eventos ocurridos en la región, con un impacto muy alto.
Subrayó que, del ciclo natural del agua, de sus flujos en cantidad y calidad suficientes, dependen tanto la vida humana, como las dinámicas y la integridad ecosistémica que alimentan gran parte de las actividades económicas fundamentales para el desarrollo sostenible.
Por ello, “es preciso reconocer que el agua es clave y transversal para prácticamente todas las actividades económicas, la agricultura, la industria y la minería, y de manera muy especial para los principales sectores transformadores, entre los que destacan la bioeconomía, las energías renovables, la biodiversidad, la economía circular y el turismo sostenible”, expresó.
Fortalecer la gobernanza del agua
La Ministra de Medio Ambiente de Chile, Maisa Rojas, en tanto, recordó la mega sequía que afecta al país desde hace más de una década y subrayó la urgencia de fortalecer la gobernanza del agua a través del establecimiento de una política para la seguridad hídrica, la creación de una autoridad nacional del agua y la institucionalización de organismos de gobernanza a nivel de cuencas.
Por su parte, Manuel Otero, director general del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura, por su parte, señaló la urgencia de instalar una acción conjunta a nivel continental que permita asegurar una mayor efectividad en el uso del agua.
Mario Lubetkin, representante regional de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), precisó que, según estimaciones del organismo, para 2050 la producción mundial de alimentos tendrá un incremento del 50% en comparación con 2012 a fin de satisfacer la creciente demanda de alimentos. Si se mantienen las condiciones actuales, esto exigirá al menos un 35% más de agua dulce, advirtió, e instó a gestionar de manera sostenible los escasos recursos hídricos de la tierra.