Estados Unidos prolongó por un año más el decreto que declara a Venezuela una amenaza para la seguridad nacional y la política exterior del país.
El escrito firmado por el presidente Joe Biden este martes precisa que “la erosión de las garantías de derechos humanos, la persecución de opositores políticos, la restricción de la libertad de prensa, el uso de la violencia y violaciones y abusos de derechos humanos en respuesta a protestas antigubernamentales” así como “detenciones arbitrarias de manifestantes y la presencia cada vez más exacerbada de una importante corrupción gubernamental” son las principales razones que motivaron a la Casa Blanca a prolongar la medida, en efecto desde 2015.
Estas circunstancias “continúan representando una amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad nacional y la política exterior de Estados Unidos”, concluyó el escrito.
La tensa relación entre Washington y Caracas data desde hace años pero se intensificó en los últimos, incluso desde 2018 cuando Nicolás Maduro asumió su segundo mandato en el Palacio de Miraflores en unas elecciones que Estados Unidos no reconoce por haber sido fraudulentas.
Como parte de su respuesta a estos abusos, además de declarar la emergencia nacional con respecto al país caribeño, la Casa Blanca impuso una serie de sanciones. No obstante, en un intento por mejorar las relaciones diplomáticas y conseguir que Maduro se siente en la mesa de negociaciones por las elecciones presidenciales a celebrarse este año, Biden accedió a levantar parcialmente algunas de estas medidas en octubre pasado.
Esta iniciativa se produjo en el marco del Acuerdo de Barbados, que juntó a la oposición con el oficialismo para debatir las bases y lineamientos generales para los comicio