Después de que la Alianza de Productores de Cine y Televisión, diera su “mejor” oferta el pasado viernes 3 de noviembre, el sindicato de actores de EE. UU, aseguró que aún faltaban puntos claves sobre el uso de la inteligencia artificial. Durante esta semana los negociadores de la organización de actores estuvieron reuniéndose y deliberando sobre la continuación de la huelga. Se confirmó que la huelga terminaría el jueves 9 de noviembre después de que el sindicato aprobara un acuerdo tentativo.
El comité negociador se reunió este miércoles y acordaron terminar la huelga. Sin embargo, los miembros del sindicato aún tendrán que votar para ratificar un acuerdo definitivo. El proceso para dar por finalizado el texto final llevará al menos una semana o más. Con la huelga terminada, los actores podrían regresar a trabajar mañana mismo, incluso sin el acuerdo definitivo.
La huelga de actores se unió a la de guionistas el pasado 14 de julio en la búsqueda de mejores condiciones de trabajo, aumentos en las remuneraciones económicas que los actores perciben a la hora de la retransmisión de sus contenidos en servicios de “streaming”, así como una regulación en el uso de la inteligencia artificial.
Estos últimos puntos fueron algunos de los temas que mantuvieron distanciadas a las partes. El pasado lunes SAG-AFTRA aseguró que aun discrepaban en varios “puntos esenciales” de lo que los estudios llamaron su “última, mejor y definitiva” propuesta, y como respuesta la AMPTP accedió a hacer las modificaciones en cuestiones como la IA.
Las conversaciones entre los estudios y los intérpretes de Hollywood se intensificaron hace más de dos semanas. Antes de esto, habían acercado posturas a finales de septiembre, cuando el gremio de guionistas de EE. UU, concluyó su huelga, pero después se produjo otro inesperado impás que enfrió aún más las relaciones.
La primera huelga conjunta en seis décadas que protagonizaron SAG-AFTRA y el gremio de guionistas de EE.UU.(WGA), que llegó a un acuerdo con AMPTP a finales de septiembre, ha supuesto unas pérdidas de 6.500 millones de dólares para la economía californiana y el despido de 45.000 trabajadores, según la Oficina de Estadísticas Laborales (Departamento de Trabajo de EE.UU.).