Durante el rezo dominical del Ángelus, el papa Francisco no se asomó al balcón del Palacio Apostólico en la plaza San Pedro, como de costumbre, por la gripe que padece y que le llevó a cancelar su agenda del sábado.
“Hoy no puedo mirar por la ventana porque tengo este problema de inflamación pulmonar, y leyendo la reflexión estará Monseñor Paolo Braida que las conoce bien porque es él quien las hace y siempre las hace tan bien. Muchas gracias por su presencia”, dijo el papa Francisco.
Posteriormente, dio el relevo de la palabra a Braida, quien leyó las reflexiones que acompañan al rezo.
De igual manera, el Vaticano anunció que la agenda prevista el sábado para el pontífice fue cancelada debido a que se encuentra en un “ligero estado gripal”.
Después, Francisco se sometió a un TAC para descartar riesgo de complicaciones pulmonares en el hospital Gemelli Isola de Roma: “La prueba dio resultado negativo y el Papa regresó a Casa Santa Marta”, informó el Vaticano.
El sábado, el líder católico tenía agendado un encuentro con el presidente de Guinea-Bisáu, Umaro Sissoco Embaló, mientras que sus compromisos de los próximos días se mantienen en la agenda, incluido el viaje de Dubai del viernes 1 de diciembre para en la cumbre COP 28 sobre el cambio climático.
Asimismo, el 28 de noviembre tiene previsto acudir a la reunión de los obispos de la Conferencia Espicopal Española en el Dicasterio para el Clero en el Vaticano, y un día antes, el 27, recibir en audiencia al presidente de Paraguay, Santiago Peña.
El pasado 6 de noviembre el propio Francisco explicó, con voz cansada, que no estaba bien de salud y que prefería no leer el discurso que tenía preparado al recibir a los rabinos europeos, pero no interrumpió las actividades de su agenda.
“Buenos días, los saludo a todos y les doy la bienvenida. Gracias por esta visita que tanto me gusta, pero sucede que no estoy bien de salud y por eso prefiero no leer el discurso sino dárselos y que ustedes lo lleven”, dijo el papa con voz cansada y algo ronca.
Posteriormente, el portavoz del Vaticano, Matteo Bruni, aclaró ese mismo día que el papa estaba “un poco resfriado”, pero sus actividades continuaron regularmente.