El Congreso de Ecuador estará dividido entre el actual oficialismo y el correísmo

La nueva Asamblea Nacional de Ecuador, que asumirá sus funciones el 14 de mayo de 2025, estará marcada por una división casi bipartidista entre el movimiento Acción Democrática Nacional (ADN), liderado por el actual presidente Daniel Noboa, y el partido Revolución Ciudadana (RC), del expresidente Rafael Correa. Ninguno de los dos bloques alcanzó la mayoría absoluta, lo que los obligará a buscar acuerdos con legisladores de otras fuerzas para garantizar gobernabilidad.

Según los datos del Consejo Nacional Electoral (CNE), que continúa con el escrutinio, ADN obtendría 66 escaños en la Asamblea Nacional, mientras que Revolución Ciudadana alcanzaría 67 curules. Dado que la nueva mayoría legislativa se define con al menos 76 votos, tanto Noboa como el correísmo necesitarán alianzas con los bloques minoritarios para impulsar sus agendas.

Entre las fuerzas restantes están Pachakutik, que logró ocho escaños, el Partido Social Cristiano (PSC), que apenas consiguió cinco, y Construye, con un solo representante. Los legisladores de los movimientos locales y alianzas minoritarias suman cuatro escaños en total. Aún restan por asignarse dos curules de la circunscripción de Latinoamérica, El Caribe y África, debido a retrasos en el escrutinio.

La composición de la Asamblea representa un cambio drástico respecto al Congreso electo en 2023, en el que ADN comenzó con un bloque minoritario y fue sumando adhesiones a lo largo del tiempo mediante los llamados “camisetazos”, en los que legisladores cambiaban de bancada, algo que es sumamente frecuente en la política ecuatoriana.

Con la configuración actual, ningún partido podrá imponer su agenda sin buscar consensos. ADN RC deberán negociar con al menos 10 legisladores de otras agrupaciones para alcanzar la mayoría necesaria de 76 votos. Pachakutik y el PSC podrían convertirse en fuerzas clave en este escenario, actuando como bancadas bisagra.

La conformación del Congreso también abre interrogantes sobre la estabilidad política del país. Noboa, quien se enfrentará en la segunda vuelta electoral por la Presidencia, podría encontrar dificultades para gobernar si su movimiento no logra alianzas firmes en la Asamblea. Por su parte, el correísmo tendrá que negociar para impulsar sus proyectos legislativos, en un contexto en el que su principal líder, Rafael Correa, sigue con una orden de encarcelamiento por su condena de cohecho agravado.