Donald Trump habló por primera vez este jueves desde su triunfo electoral e insistió en la seguridad fronteriza y el control de la inmigración como pilares de su gobierno, tal como había sugerido durante su campaña. Inclusive, describió su regreso a la Casa Blanca como una oportunidad “para traer el sentido común” de vuelta a Estados Unidos.
En una entrevista con la cadena NBC, Trump aseguró que una de sus primeras medidas al asumir oficialmente en el máximo cargo ejecutivo será trabajar para que la frontera sea “fuerte y poderosa” y para detener el ingreso irregular de personas en el país, aunque aclaró que ello no significará una prohibición de acceso a las miles de personas que buscan llegar al territorio de forma legal.
“Obviamente, tenemos que hacer la frontera fuerte y poderosa, y -al mismo tiempo- queremos que la gente venga a nuestro país. Yo no soy de los que dicen ‘No, no puedes entrar’. Queremos que la gente entre”, sostuvo el político.
A la par de disminuir el ingreso de nuevos migrantes, Trump dijo que no tendrá “más remedio” que ordenar una campaña de deportaciones masivas, con el objetivo de reorganizar esta situación a nivel interno.
Esta promesa, que lleva vigente desde sus meses de campaña y promete ser “el mayor esfuerzo” en la materia “en la historia estadounidense” podría amenazar la permanencia de unos 18 millones de inmigrantes indocumentados, según precisó el ahora Presidente electo durante el debate del 29 de junio. Es por ello que esta tarea representaría un importante desafío logístico y financiero para la Administración entrante, y requeriría de la cooperación de varias agencias federales, como el Departamento de Justicia y el Pentágono.
Inclusive, Trump sugirió estar abierto a la posibilidad de movilizar al Ejército para ejecutar estas deportaciones masivas, a lo que el secretario de Defensa, Lloyd Austin, respondió que si bien las Fuerzas Armadas “estarán listas para llevar a cabo órdenes de su propio comandante en jefe y seguir todas las órdenes legales de la cadena de mando, se mantendrán al margen” de esta cuestión.
La iniciativa también podría costarle caro al republicano que, sin embargo, aseguró que “no es una cuestión de precio”. “En realidad, no tenemos elección. Cuando la gente ha matado y asesinado, cuando los capos de la droga han destruido países… ahora van a volver a esos países porque no se van a quedar aquí. No hay precio”, dijo en referencia a la presencia de líderes de bandas criminales como El Tren de Aragua.