4 horas y 39 minutos, el duelo más largo del serbio en Roland Garros y el que ha certificado su pase a cuartos de final. Un partido largo, ajustado y difícil, pero el vigente campeón defendió el título con uñas y dientes ante un Francisco Cerúndolo que peleó cada bola hasta el final. El argentino no ha podido quitarse el mal sabor de boca del año pasado, que también fue eliminado en octavos ante Holger Rune.
La Philippe Chatrier se tuvo que ir al quinto set para decidir quién avanzaba a la siguiente ronda y todo parecía indicar que sería el argentino, pero Novak Djokovic resurgió en el cuarto set para hacer una épica remontada.
Las molestias en la rodilla marcaron los primeros sets
Empezó el serbio dominando, se llevó la primera manga sin problemas por 6 a 1. Cerúndolo reaccionaba en el segundo set y empezaba a poner en apuros a Djokovic. En el cuarto juego, el serbio llamó a la asistencia médica y durante un buen rato fue atendido de su rodilla derecha, que pasó a convertirse en un personaje más del partido. Su juego bajó entero y Cerúndolo pudo entrar en la competición, mirar a los ojos al ganador de 24 grandes, que sacaba su rostro más humano y apenas resistía a los envites del bonaerense.
Le faltó contundencia al argentino, que desperdició en ese parcial hasta ocho bolas de rotura, y solo cuando convirtió la novena se apuntó el parcial y empató la contienda.
Djokovic pasaba su momento más duro, su paso taciturno por la central, sus gestos molestos, sus broncas con su banquillo y con la grada denotaban que la maquinaria no carburaba al nivel habitual.
Cerúndolo también se dio cuenta y empezó a dominar los puntos, a hacer correr al serbio para poner a prueba esa rodilla, no fuera a ser una de esas artimañas que ha usado en el pasado. Cinco juegos seguidos cayeron del lado del argentino, que pudo hacer en cabeza la carrera del tercer set, castigando al serbio que tiraba solo de galones, de experiencia, pero sin querer poner al límite su físico.
A poco que fuera comprometida una bola, Djokovic se ahorraba la carrera y Cerúndolo no dejó de zarandearle, desde el fondo de la pista, exigiendo sus carreras que se hacían cada vez menos habituales. Con indudable malestar físico, Djokovic terminaba cediendo en el segundo y tercer set, alejando sus posibilidades de llevarse la victoria ante un combativo Cerúndolo que se quedaba a un set de dejar la balanza decantada.