Las mujeres trans han sido un grupo históricamente excluido y discriminado. De acuerdo con datos del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), en el mundo hoy día solo hay 63 países que ofrecen algún tipo de protección contra la discriminación de las personas LGBTI+.
Pero ellas, las mujeres trans, como cualquiera, tienen sueños, aspiraciones, miedos, pero sobre todo tiene ganas de vivir en un mundo libre discriminación y en condiciones de igualdad. Quieren un mundo mejor y ponen el ejemplo para lograrlo.
Hace unos meses durante el confinamiento impuesto en la Ciudad de México, las mujeres trans que residen en un albergue llamado Casa de las Muñecas Tiresias dieron ejemplo de solidaridad. Durante semanas repartieron comida a los habitantes de la colonia “La Casilda” un barrio de escasos recursos donde se encuentra este alberge. Cada día repartían cerca de 80 comidas a personas de la comunidad o que se encontraban desamparadas en la calle.
Noticias ONU fue a hablar con ellas para conocer sus sueños, sus aspiraciones y las dificultades que han tenido que enfrentar para poder ser ellas mismas. A continuación, presentamos las historias:
Karen: “Mi sueño es poder estudiar una carrera”
Karen Dawson Alavés Vega nació en Mexicali, Baja California y a los 4 años, por primera vez se vistió de mujer y a pesar de las reprimendas de su familia, ella decidió tomar su propio camino, en el que enfrentó diversas formas de discriminación.
“La discriminación empieza a muy temprana edad. La vives desde el primer contacto con tu familia. En los procesos educativos, primaria, secundaria, muchas veces vas a ver en la necesidad de abandonar ese nivel de educación básica porque no toleras el bullying (acoso) de los compañeros”.
Su sueño es poder conservar un empleo, estudiar una carrera. “Como mujer transgénero es sumamente difícil que puedas conservar un trabajo. Hay muchas agresiones, las empresas hacen de la vista gorda, si es que se atreven a contratar una persona trans”.
A Karen le gustaría aprender varios idiomas, tal vez inglés, tal vez francés, coreano, chino, japonés y cree que las mujeres trans merecen vivir en un mundo justo. “No puedes dejar fuera de la sociedad a una persona porque no te parece su identidad, porque piensas que, si nació hombre entre comillas, forzosamente debe seguir esa línea social, por decirlo de alguna manera”.
Michelle: “Me gustaría que las chicas trans viviéramos en mundo de igualdad”
Michelle Ríos Toledo es originaria de Minatitlán, Veracruz. Si bien ella nunca tuvo problemas con su mamá por su identidad de género, sí en la sociedad tuvo que enfrentar una doble discriminación, por ser mujer trans y por tener una discapacidad, por ello, le gustaría vivir en un mundo donde prevaleciera la igualdad de trato y de oportunidades.
“Mucha gente discrimina a las chicas trans porque no las entienden, no las comprenden. No saben por qué se sienten y por qué piensan así o por qué actúan así. Y mayormente es por la ignorancia”.
Michelle sueña con acabar sus estudios. Quiere terminar la primaria, la secundaria, la preparatoria y si le es posible, estudiar una carrera. Le gusta mucho el diseño de moda.
“Somos seres humanos -nos recuerda-, que tenemos la oportunidad de escoger lo que queramos, decidir nuestra propia vida. Yo estoy en contra de la discriminación. Y no me refiero solamente a las chicas trans, sino a una persona discapacitada. He visto que son personas que quieren vivir una vida bien, trabajar y hacer y no se les dan oportunidades”.
Alice: “Quiero una vida tranquila y una familia”
Alice Ingrid Polo Román es originaria de la Ciudad de México. Se dio cuenta de que es una mujer trans en la escuela, durante la preparatoria, en las clases de desarrollo personal en donde le hablaron de la comunidad LGBTI+. Su familia no lo ha tomado bien.
Tuvo que dejar la escuela porque su familia no quiso que siguiera estudiado “por aquello de que estereotípicamente las mujeres trans únicamente tienen la posibilidad de trabajar como sexoservidoras o como estilistas”.
Pero Alice ha ganado concursos de matemáticas, le atrae la ciencia y espera de alguna manera retomar sus estudios.
Su sueño es “tener una vida tranquila. O sea, lo que yo quiero es poder encontrar un trabajo que me guste. Yo soy lo que se considera una chica trans lesbiana. Yo tengo mi pareja, llevo dos años con ella. Ella me ha acompañado durante toda mi transición y mi sueño es estar con ella, apoyarla en todo y en algún momento me gustaría adoptar, tener una familia”.
Nicky: Mi sueño es que las demás chicas trans tengan lo que yo no tuve
La transición de Nicky Castelán Mesa fue hace muchos años, hoy tiene 40 años. En su familia son dos y los dos hermanos son trans. Nicky eligió el camino de las drogas y todo eso la llevó a las calles y al trabajo sexual.
“Había mucho dinero, había muchísimo dinero, se acostumbra uno al dinero. Pero no me daba cuenta de los riesgos que había. A mí me golpearon, me violaron y vivo con VIH desde ese momento”, explica.
La pandemia de COVID-19 afectó gravemente su trabajo y tuvo que vivir en las calles unos meses hasta que recibió ayuda de la fundadora del albergue Casa de Muñecas, Kenya Cuevas, y hoy Nicky les ayuda dándoles clases de actuación y de baile, de maquillaje y lecciones para hablar en público.
“En realidad ya no sé si tengo tantos sueños. He tenido que romper con todos mis sueños para poder lograr que mis amigas, cumplan con los suyos. Y mi único sueño es que ellas cumplan los suyos. Yo les doy los talleres de actuación. Yo siempre he trabajado en un escenario y entonces siempre me he enfrentado a la gente y ellas no. Entonces yo me doy cuenta de que les daba mucho miedo comunicarse con la gente”.
Catalina: Víctima de trata y refugiada, sueña con ser estilista
Astrid Catalina Galiano Esquivel es originaria de Honduras. Tiene apenas 18 años y ya tuvo que enfrentar el rechazo de su familia y fue víctima de la trata en su país. Intentó huir dos veces y la tercera vez lo ha logrado.
“Desde que llegué a México, hace un año, he andado en albergues, porque yo entré siendo menor de edad, porque ya venía huyendo, porque ya no quería que me estuvieran prostituyendo, ya no quería más golpes, ya no quería más rechazo, ya no quería más discriminación”, asegura.
Pero a pesar de estar en México, el miedo no se ha ido de Cata por completo. “No es de un día para el otro que se van a borrar los recuerdos. Pues la verdad todavía no me siento segura.”
A Cata le gustaría que las mujeres trans vivieran en un mundo donde fueran libres e independientes, aceptadas por la sociedad, que las vieran como a cualquier chica normal, que no hubiera abuso ni maltrato.
Su sueño es poder algún día llegar a Estados Unidos y poder trabajar en un salón de belleza. “Aquí en el albergue nos dan un taller que se llama cultura de belleza. Me encanta el estilismo y siempre he soñado con estar en una estética, tener muchos maquillajes, muchos químicos, para arreglarme el cabello y arreglárselo a las clientas”.
En México, el Sistema de Naciones Unidas ha realizado diversas acciones para promover la no discriminación y la protección internacional de las personas LGBTI+. Por ejemplo, la agencia de la ONU para los refugiados elaboró las Directrices sobre Protección Internacional: Solicitudes de la condición de refugiado relacionadas con la orientación sexual y la identidad de género en el contexto del artículo 1A (2) de la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951 y su Protocolo de 1967.
Por su parte, a Oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACNUDH) ha llamado en diversas ocasiones a poner fin a los crímenes de odio contra las personas de la comunidad LGTBI+ y, junto con el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) en México y la Entidad de las Naciones Unidas para la igualdad de Género y el Empoderamiento de la Mujer (ONU-Mujeres) han alentado al Estado a armonizar sus legislaciones con los estándares internacionales de derechos de las personas LGBTI+.