Ante la amenaza de China, Estados Unidos refuerza su presencia militar en Palau con millonarias inversiones en infraestructura

El Departamento de Defensa de Estados Unidos iniciará en 2026 la modernización del principal puerto de Palau, habitualmente utilizado para actividades turísticas, con el objetivo de permitir el acceso de buques de guerra estadounidenses, según informó The Washington Post. Las autoridades estadounidenses planean ampliar y elevar el muelle y construir un nuevo centro logístico con almacenes que facilitarán el repostaje, carga y reabastecimiento de los navíos de la Marina de EEUU.

Esta iniciativa forma parte de una estrategia más amplia dirigida a incrementar la capacidad de despliegue militar estadounidense en el Pacífico occidental. La intención es garantizar que las fuerzas estadounidenses puedan movilizarse rápidamente en caso de un conflicto en la región que involucre a China. Los planes prevén que los trabajos realizados en el puerto de Malakal permitan a las fuerzas navales de EEUU navegar a través de los estrechos canales de la nación insular y acceder a instalaciones clave tanto para operaciones rutinarias como para situaciones de emergencia.

Las autoridades estadounidenses consideran a Palau un punto estratégico en su estructura defensiva en el Pacífico, ubicándolo dentro de la denominada Segunda Cadena de Islas.

La expansión militar de Estados Unidos en Palau enfrenta desafíos derivados de la presencia creciente de inversiones desarrollos chinos próximos a instalaciones estratégicas, según informó The Washington Post. Entre los puntos de inquietud citados por oficiales estadounidenses y palauanos, destaca un hotel de propiedad china con vista al puerto de Malakal, donde se realizarán las mejoras. Funcionarios de ambos países temen que estas instalaciones puedan emplearse con fines de vigilancia electrónica.

Documentos de inteligencia y entrevistas reflejan que negocios y promotores inmobiliarios chinos han arrendado terrenos en las inmediaciones del puerto, el aeropuerto, un puesto de vigilancia costera y un sistema estadounidense de radar “over the horizon”. Aunque la legislación local impide la compra de terrenos por extranjeros, sí permite su arrendamiento hasta por 99 años, lo que abre la puerta a la presencia prolongada de intereses extranjeros cerca de zonas de relevancia militar.

Según funcionarios y documentos obtenidos por el diario, estas operaciones inmobiliarias no sólo proporcionan a Beijing una visión privilegiada del despliegue militar estadounidense en el archipiélago, sino que también plantean riesgos de perturbación de las actividades de defensa. Parte de los proyectos han sido vinculados con redes asociadas a organizaciones delictivas que, según autoridades estadounidenses y palauanas, podrían operar como intermediarios o “proxies” del Partido Comunista Chino (PCCh).

El patrón de adquisición de terrenos en áreas consideradas económicamente inviables y a precios elevados ha despertado sospechas en la embajada estadounidense y entre las autoridades locales, quienes advierten sobre posibles movimientos destinados a facilitar operaciones de vigilancia o desestabilización.

Palau, compuesto por más de 300 islas en el oeste del Pacífico, ha sido considerado históricamente un punto estratégico. Ubicado al este de Filipinas, formó parte de la cadena de islas ocupadas por Japón durante la primera mitad del siglo XX y fue escenario de intensos combates con fuerzas estadounidenses durante la Segunda Guerra Mundial. Actualmente, Palau integra la Segunda Cadena de Islas, una línea defensiva reforzada por Estados Unidos que se extiende desde Japón hasta Micronesia e Indonesia, diseñada para contener el avance geopolítico de China en la región.