Dos expertos de la ONU en derechos humanos* denunciaron este viernes la misoginia de los talibanes, que han cerrado las puertas de la educación media y superior a las niñas y jóvenes, además de prohibir que las mujeres afganas trabajen con los organismos de las Naciones Unidas y expulsarlas de muchos espacios públicos, entre otros atropellos.
El relator especial sobre la situación de los derechos humanos en Afganistán, Richard Bennett, y la presidenta del Grupo de Trabajo sobre la discriminación contra las mujeres, Dorothy Estrada-Tanck, visitaron el país del 27 de abril al 4 de mayo, donde atestiguaron un abuso continuo de las garantías fundamentales de la población en general y ensañado en el caso particular de las mujeres, las niñas y las minorías.
“Desde el colapso de la República, las autoridades de facto han desmantelado el marco legal e institucional y han venido gobernando a través de las formas más extremas de misoginia, destruyendo el relativo avance hacia la igualdad de género logrado en las últimas dos décadas. Los talibanes imponen ciertas interpretaciones de la religión que parecen no ser compartidas por la gran mayoría de los afganos”, declararon los expertos al concluir la visita.
En sus observaciones preliminares, Bennett y Estrada-Tanck afirmaron que las vidas de las mujeres y niñas afganas son devastadas por la negación de sus derechos.
Medidas arbitrarias
Recordaron que desde que tomaron el control del país, los talibanes han dictado numerosas medidas arbitrarias que violan los derechos de niñas y mujeres a la educación, el trabajo, la libertad de circulación, la salud, la autonomía corporal y la toma de decisiones, la libertad de reunión y asociación pacífica y el acceso a la justicia
También “han diezmado el sistema de protección y apoyo para quienes huyen de la violencia doméstica, dejando a mujeres y niñas sin ningún recurso. Han impuesto reglas de extrema modestia y han detenido a mujeres y niñas por presuntos delitos morales”, apuntaron.
Los expertos dijeron que estas disposiciones han dado lugar a un aumento de los matrimonios infantiles y forzados, así como a la proliferación de la violencia de género perpetrada con impunidad.
Denunciaron la discriminación sistémica por motivos de género y refirieron que las mujeres que protestan pacíficamente contra la opresión sufren amenazas, hostigamiento, detenciones arbitrarias y tortura.
Resistencia y lucha
En este punto, rindieron homenaje a las mujeres y niñas que continúan con valentía resistiéndose y luchandopor su dignidad humana a pesar del régimen totalitario y el clima de miedo en el que sobreviven.
Durante su visita, que incluyó Kabul y Mazar-e-Sharif, en la provincia de Balkh, los relatores hablaron con mujeres que les expresaron su miedo y ansiedad aguda, equiparando su situación con un arresto domiciliario.
“Estamos alarmados por los problemas de salud mental generalizados y los relatos de suicidios cada vez mayores entre mujeres y niñas. Dado que las niñas y las mujeres tienen prohibido asistir a la escuela por encima del sexto grado, así como a la educación universitaria, y solo pueden recibir atención de doctoras, a menos que las restricciones se reviertan rápidamente, se puede preparar el escenario para múltiples muertes prevenibles que podrían equivaler a feminicidio”, advirtieron.
Bennett y Estrada-Tanck alertaron de que las violaciones atroces de los derechos humanos de las mujeres enmascaran otras manifestaciones subyacentes de discriminación por motivos de género que preceden al gobierno de los talibanes y están profundamente arraigadas en la sociedad, invisibilizadas e incluso normalizadas.
“Si queremos eliminar la discriminación y romper los ciclos de violencia, hace falta comprender por qué se cometen tales violaciones. Estos actos no ocurren de forma aislada. Recomendamos que la comunidad internacional desarrolle más estándares normativos y herramientas para abordar el fenómeno del apartheid de género como un sistema institucionalizado de discriminación, segregación, humillación y exclusión de mujeres y niñas”, puntualizaron.
Crimen contra la humanidad
Los expertos agregaron que la discriminación de género institucionalizada en Afganistán no tiene paralelo en el mundo y consideraron que podría constituir un crimen contra la humanidad.
“Si bien no podemos determinar responsabilidad penal individual, consideramos sobre la base de la información recibida, incluidos relatos de primera mano, que las mujeres y las niñas son atacadas debido a su sexo y debido a las construcciones sociales utilizadas para definir roles de género, comportamiento, actividades y atributos”, apuntaron.
Al referirse al decreto que prohíbe a las mujeres afganas trabajar con la ONU, señalaron que coloca al sistema en una situación intolerable y subrayaron que las Naciones Unidas deben defender los estándares normativos establecidos durante décadas por los Estados miembros y su compromiso absoluto con la igualdad de género en todo el trabajo de la Organización.
Asimismo, recalcaron que “la comunidad internacional no puede hacerse de la vista gorda” y debe mantener como una prioridad máxima en la agenda global el tema de los derechos de las mujeres y las niñas en Afganistán.
Los derechos de las mujeres no son herramienta de negociación
“Las mujeres y las niñas no deben ser instrumentalizadas con fines políticos y sus derechos nunca deben utilizarse como herramienta de negociación. La comunidad internacional debe continuar involucrada en la situación en Afganistán y tomar medidas concretas para apoyar la rendición de cuentas por violaciones graves de derechos humanos”, enfatizaron.
Además, indicaron que los socios técnicos y financieros deben aumentar su apoyo a los activistas y organizaciones de base en el país y asegurarse de que respalden debidamente los esfuerzos de la sociedad civil para evitar una ruptura total del espacio cívico que podría tener consecuencias irreversibles.
Finalmente, instaron a las autoridades de facto a cumplir con sus obligaciones en virtud de los instrumentos internacionales de derechos humanos de los que Afganistán es Estado parte, y que protejan y promuevan todos los derechos de las mujeres y las niñas.
El programa de los expertos en Afganistán incluyó reuniones con representantes de las autoridades de facto, de la sociedad civil, grupos de mujeres, empresarias, líderes religiosas, docentes, periodistas, víctimas de violaciones de derechos humanos, entidades de Naciones Unidas y la comunidad diplomática.
En los encuentros con los talibanes, estos señalaron que las mujeres trabajan en el sector de la salud, la educación y el comercio, de acuerdo con la Sharia, separadas de los hombres. De mismo modo, indicaron que están trabajando en la reapertura de las escuelas, sin brindar un panorama claro, y rechazaron que la comunidad internacional “se inmiscuya en los asuntos internos del país”.