Limitar la velocidad a 30km en las ciudades: un seguro de vida para todos

 Bajo el lema “Calles para la vida”, la Semana buscará aunar compromisos políticos para lograr ese límite de velocidad en áreas urbanas, y generar apoyo a nivel local para lograr ciudades seguras, saludables, verdes y habitables.

La medida también busca generar vínculos entre ese límite de velocidad y el logro de una serie de Objetivos de Desarrollo Sostenible, entre ellos los relacionados con la salud, la educación, las infraestructuras, las ciudades sostenibles, la acción climática y las asociaciones.

Al mismo tiempo, se dio el pistoletazo de salida a la iniciativa #Love30 que invita a todos los ciudadanos a firmar una carta abierta para reclamar que el límite de velocidad de 30 km sea la norma en las ciudades y pueblos de todo el mundo.

La misiva exige a los encargados de formular políticas que actúen a favor de establecer límites de velocidad bajos en las calles de todo el mundo.

 Circular a 30Km es beneficioso para todos

Las evidencias obtenidas a nivel mundial demuestran que las calles con límites de velocidad bajos reducen el riesgo de sufrir lesiones graves y salvan vidas. Entre otras iniciativas, en Bogotá, la capital de Colombia, la implantación de zonas limitadas a 30 km/h se incluyó en el paquete de medidas del Plan de Gestión de la Velocidad, y se logró un descenso del 32% en la mortalidad asociada a los siniestros de tránsito.

Del mismo modo, los ensayos realizados en situaciones reales han demostrado que en la mayoría de los desplazamientos habituales en ciudad la diferencia de tiempo entre circular a una velocidad máxima de 30 km o de 50 km es mínima.

Además, implementar límites de velocidad bajos en las calles es posible en cualquier país, independientemente de su nivel de desarrollo o del número de vehículos. Se han creado zonas limitadas a 30 km/h con buenos resultados en barrios de África, América del Norte, Asia, Europa, América Latina y Australia.

En las calles con límites de velocidad bajos los vehículos suelen desplazarse sin problemas, con menos aceleraciones (relacionadas con las emisiones de escape en los vehículos con motor de combustión interna) y desaceleraciones. Todo ello se traduce en una menor contaminación. Los badenes pueden provocar un ligero aumento de la contaminación en zonas puntuales debido a una mayor aceleración y frenado, pero su impacto es bajo.

Las calles más seguras y que cuentan con los límites de velocidad más bajos animan a prescindir del vehículo y optar por caminar e ir en bicicleta. Además, un menor número de vehículos hará que disminuya la contaminación del aire y las emisiones de CO2 (incluso de los vehículos eléctricos) y supondrá mayores beneficios para la salud derivados del aumento de la actividad física.

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