La ONU apoya el trabajo humanitario del gobierno congoleño tras la erupción del volcán Nyiragongo

 El volcán Nyiragongo, ubicado al norte de Goma, hizo erupción el sábado pasado, causando grandes daños materiales en esa ciudad y dando lugar a que miles de personas de los dos millones que habitan la capital de la provincia de Kivu del Norte huyeran hacia Sake, en la misma provincia, o del vecino Rwanda.

Según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) más de 150 niños fueron separados de sus familias y al menos 170 más habrían desaparecido.

Las cifras preliminares también dan cuenta de trece muertes y de unas 5000 personas cuyas viviendas fueron destruidas por el fenómeno geológico.

El Secretario General de la ONU señaló que el desastre es especialmente preocupante ya que se produce en un momento de enormes necesidades humanitarias en la región, exacerbadas por la inseguridad, la pandemia de COVID-19 y el impacto socioeconómico de ésta.

Distribución de ayuda de emergencia

En un comunicado, António Guterres expresó su solidaridad a los damnificados, al gobierno y al pueblo de la República Democrática del Congo e informó que la Organización, junto con la comunidad humanitaria, trabajan con las autoridades del país para distribuir ayuda de emergencia a la población que la precisa.

Por el momento, la ONU y sus socios proporcionan agua, refugio, atención sanitaria y ayuda para la reunificación familiar.

Además, la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en ese país (MONUSCO) ha movilizado sus recursos para monitorear la situación y apoyar al gobierno, manteniendo informada a la población sobre los acontecimientos. La MONUSCO también está lista para despejar las carreteras que conducen a Goma tan pronto como las condiciones lo permitan.

Durante la erupción, la misión hizo varios vuelos en helicóptero, algunos con expertos vulcanólogos, para evaluar la trayectoria de la lava. Tras estos vuelos compartió la información con las autoridades locales para guiarlas en su respuesta a la emergencia.

 Sin vías de acceso

A las dificultades derivadas de la erupción se suma que la lava bloqueó la principal línea de llegada de alimentos a Goma. Las líneas eléctricas y el suministro de agua también resultaron dañados, dejando sin electricidad ni agua a medio millón de personas.

La lava impide, asimismo, el acceso al aeropuerto, lo que perjudica el movimiento de personal humanitario y de mantenimiento de la paz y de los trabajadores gubernamentales, así como a la provisión de insumos y las evacuaciones.

La ONU indicó que parte de las población que huyó está regresando gradualmente aunque aún hay actividad sísmica.

La erupción ocurrió en un momento en el que el 44% de los cinco millones de desplazados en la República Democrática del Congo se encuentra en Kivu del Norte y 3,2 millones de personas en esa provincia, es decir, el 33% de la población, padecen ya una grave inseguridad alimentaria.

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