En primera persona: Los trabajadores sanitarios de Afganistán desafían los temores y retos de seguridad para seguir tratando a los enfermos

Las agencias de la ONU se han comprometido a permanecer en el país, a pesar de la reciente toma del poder por parte de los talibanes, y a apoyar a las comunidades que, incluso antes de los últimos acontecimientos, necesitaban ayuda urgente.

El doctor Khali Ahmadi* dijo a Noticias ONU en una entrevista exclusiva desde la capital afgana, Kabul, que él y otros trabajadores sanitarios siguen trabajando a pesar de la falta de seguridad y la inestabilidad que reina en el país, y pidió a la comunidad internacional que siga apoyando a Afganistán.

“En las últimas semanas han llegado a Kabul entre 8000 y 10.000 personas procedentes de diez provincias tras el avance de los talibanes, y yo formo parte de un equipo de médicos y enfermeras que prestan atención sanitaria a estos recién llegados.

Estas personas huyeron de sus hogares y ahora no tienen nada, ni casa, ni trabajo, ni apenas dinero, y en general tienen miedo de vivir en Kabul y están enfadados por haber tenido que abandonar sus hogares. Les proporcionamos una serie de servicios en los campamentos de desplazados de la ciudad.

Llegan con diarrea y neumonia

Más de 400 familias de las provincias de Kunduz, Sar-e Pol y Takhar se han refugiado en un instituto del sur de Kabul.

Llegan con muchas enfermedades y dolencias comunes, como la diarrea y la neumonía. Alrededor de tres cuartas partes de las personas que atendemos son mujeres y niños.

El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) apoya esta labor, por lo que podemos proporcionar tratamiento, medicamentos y alimentos, así como algunas pruebas de detección del COVID-19.

Hoy [lunes 23 de agosto] he formado parte de un equipo de seis médicos, entre ellos tres mujeres, que han prestado servicios específicos a las mujeres y han ayudado a dar a luz a varios bebés. También tenemos cinco enfermeras en el equipo. Nuestra jornada de trabajo es muy larga y dura; empiezo sobre las 7 de la mañana y a veces puedo trabajar hasta medianoche, lo que significa que, como equipo, podemos tratar hasta 500 personas al día.

A veces, la situación de seguridad hace que me quede en casa. Si hay informes de disparos u otros disturbios, así como controles de carretera, los miembros del equipo deciden que es demasiado peligroso trabajar. Puede haber mucha tensión en las calles. A veces, sólo trabajan los hombres.

Mis compañeras están, por supuesto, preocupadas por su futuro, como lo estamos todos. No saben qué les depara el futuro, si se les permitirá seguir trabajando como lo hacen ahora. No sabemos si la situación empeorará para las mujeres, si permanecerá igual o si incluso mejorará.

En realidad, no hemos interactuado de manera significativa con los talibanes desde que entraron en Kabul, aunque una vez vinieron al campamento donde prestábamos servicios para preguntarnos qué estábamos haciendo.

La seguridad es la principal preocupación ahora mismo para los desplazados, y también para otras personas de la ciudad, pero también nos preocupa la falta de medicamentos y alimentos, ya que las tiendas y los mercados siguen cerrados en Kabul.

Soy médico, así que mi trabajo es ayudar y curar a la gente. Me siento profundamente comprometido a apoyar al pueblo afgano en esta mala hora, pero sólo puedo ayudar si me siento seguro en el trabajo.

Mi mensaje al resto del mundo es que, por favor, ayuden a Afganistán; este es un país pobre, pero la gente de aquí tiene buen corazón, y yo seguiré haciendo todo lo posible para trabajar y proteger a todo el pueblo afgano.

Lea más aquí sobre los servicios sanitarios que el PNUD está apoyando para los desplazados en Kabul.

Ayuda del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo

Un niño de 12 años, que no va a la escuela, vende plátanos en la provincia de Uruzgan, en el oeste de Afganistán.

En las últimas semanas, miles de desplazados internos llegaron a Kabul desde distintas partes del país, especialmente desde las provincias del norte y el noreste, a medida que el conflicto se intensificaba en la región.

Según la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas, unos 17.600 desplazados internos necesitaban ayuda. La mayoría de los desplazados recibieron asistencia en forma de alimentos, dinero en efectivo, atención sanitaria, artículos domésticos, agua y servicios de saneamiento.

Uniendo fuerzas con la comunidad de ayuda, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, a través de su proyecto de salud, ha ampliado el trabajo de los equipos móviles de asistencia sanitaria establecidos para proporcionar apoyo sanitario a domicilio a los desplazados internos.

Sus 20 equipos están proporcionando exámenes de COVID-19, comunicación de riesgos, tratamiento y derivación de pacientes críticos a varios campamentos temporales de la ciudad de Kabul. Además de prestar los servicios de COVID-19, los equipos se encargan de proporcionar servicios sanitarios primarios y de emergencia a los desplazados internos, especialmente a las mujeres y los niños.

A pesar de los rápidos cambios y de la incertidumbre tras el 15 de agosto de 2021, los equipos siguieron trabajando y continuaron prestando servicios sanitarios de vital importancia a los desplazados internos de toda la ciudad. Los 20 equipos coordinan su trabajo con el Ministerio de Salud Pública y las organizaciones no gubernamentales (ONG) locales.

Los equipos móviles han examinado y prestado servicios de atención primaria a más de 9000 personas desde principios de agosto, cuando miles de personas que huían de la violencia en el norte del país inundaron las calles de Kabul.

Los desplazados internos recibieron medicamentos esenciales y botiquines, y cientos de casos críticos fueron remitidos a hospitales. Más del 60% de los desplazados internos que recibieron servicios sanitarios esenciales eran mujeres y niños. Los equipos también prestaron servicios sanitarios especializados a 629 mujeres embarazadas, en los campos de desplazados internos.

Los equipos móviles de atención sanitaria se crearon gracias a un esfuerzo conjunto de la agencia de la ONU, las ONG locales y el Ministerio de Salud Pública. El Programa proporciona los recursos humanos y el transporte para los equipos móviles, mientras que los medicamentos y los suministros los proporciona el Ministerio de Salud Pública.

Al igual que el resto del sistema de las Naciones Unidas, el PNUD se ha comprometido a permanecer en el país y a prestar los servicios que tanto necesita la población afgana. El organismo lleva más de medio siglo en el país construyendo infraestructuras vitales y prestando servicios esenciales.

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