El asesinato del presidente haitiano ha sido preparado con mucho cuidado

La residencia del presidente haitiano fue el escenario de un crimen que ha sacudido el mundo. Ocurrió el pasado miércoles, de madrugada, sobre la 01.00 en el país caribeño. Jovenel Moise y su esposa dormían.

La casa está ubicada en Pelerin, un exclusivo sector de mansiones situado en un cerro en la parte más elevada de Puerto Príncipe y que siempre suele estar fuertemente custodiado por las fuerzas de seguridad de la Presidencia.

 Unos 30 hombres llegaron de noche a la residencia presidencial vestidos con chalecos de la DEA, la agencia antidrogas de EEUU, y se identificaron falsamente como agentes de ese organismo, según informó el embajador haitiano en Washington, Bocchit Edmond. El Gobierno de Haití, explicó, que tiene en su poder un video que así lo muestra. El embajador Edmond insistió en que no eran agentes de la DEA, sino que se hicieron pasar por ellos para lograr su objetivo.

El Departamento de Estado de EEUU, a través de su portavoz Ned Price, ha negado cualquier implicación de la DEA en el crimen. Un grupo de 24 agentes estadounidenses llegó el miércoles al país para ayudar con las detenciones y a resolver el caso, según indicó una fuente cercana a Moise al diario.

 Al presidente Jovenel Moise lo mataron con 12 disparos en su propia cama, según indicó el juez de paz Carl Henry Destin al periódico haitiano Le Nouvelliste. También dispararon contra su esposa, Martine, quien recibe tratamiento en EEUU tras ser herida de gravedad. Sus hijos resultaron ilesos.

 Los asesinos de Moise huyeron de la residencia presidencial en cinco camionetas. Falta por conocer qué más ocurrió dentro de la residencia presidencial: si se enfrentaron a las fuerzas de seguridad Presidencial, si lograron engañarlas hasta el final con la identidad falsa de agentes de la DEA. Por el momento esos detalles no se han revelado oficialmente.

 Entre ellos, quince colombianos y dos estadounidenses de origen haitiano que ya están detenidos. Otros tres colombianos murieron en enfrentamientos con las fuerzas de seguridad haitianas.

Seis de los colombianos detenidos son exmilitares del Ejército de Colombia, según informó el Gobierno del país sudamericano.

Los otros miembros del grupo, unos ocho, están fugados y perseguidos tanto por la policía haitiana como por civiles del país, que se han sumado a las tareas de búsqueda y han colaborado en las detenciones.

 La gran incógnita por resolver de este caso es quién planeó esta operación, que las autoridades haitianas describen como “profesional” y “muy preparada”. Jovenel Moise había dicho públicamente estar amenazado y temer un golpe de estado. Estaba enfrentado con oligarcas del país y tenía también una fuerte oposición de otros sectores sociales. El país estaba sumido ya en una gravísima crisis política y de seguridad.

 De los sospechosos del asesinato del presidente Moise, once fueron detenidos en la embajada de Taiwán en la capital haitiana.

 Varios de los capturados y sospechosos colombianos del crimen llevaban ya tiempo, algunos un mes, tanto en Haití como en República Dominicana, país con el que comparte isla y que cerró la frontera a raíz del asesinato presidencial.

 Algunos de los arrestados son exmilitares colombianos muy experimentados. Uno de los detenidos en este caso es Manuel Antonio Grosso Guarín quien fue, hasta 2019, uno de los militares mejor preparados del Ejército colombiano, entrenado por instructores de EEUU, según explica el diario colombiano El Tiempo. Sus compañeros le habían perdido la pista hasta que este jueves lo vieron esposado entre los arrestados en Haití.

 Para la captura de los presuntos asesinos de Moise ha sido clave la participación espontánea de los civiles haitianos, aunque las autoridades han llamado a la población a quedarse en sus casas y mantener la calma.

 Las fuerzas de seguridad haitianas continúan trabajando tanto para encontrar a los sospechosos que faltan como para mantener el orden en un país al borde del caos de seguridad, político y de salud, con una gravísima ola de covid y sin vacunas.