Ciencia: Estudios revelan alimentos que producen accidentes cerebrovasculares

Un accidente cerebrovascular ocurre cuando el suministro de sangre a una parte del cerebro se interrumpe o se reduce, lo que impide que el tejido cerebral reciba oxígeno y nutrientes. Las células cerebrales comienzan a morir en minutos, es una emergencia médica y el tratamiento oportuno es crucial, ya que la acción temprana puede reducir el daño cerebral y otras complicaciones. Ademas, se ha comprobado que eliminar ciertos alimentos de la dieta es una de las mejores medidas para disminuir el riesgo. No es ninguna novedad decir que nuestras elecciones de estilo de vida pueden afectar las probabilidades de sufrir un derrame cerebral. De manera particular, las dietas ricas en grasas saturadas y grasas trans se han relacionado con accidentes cerebrovasculares y afecciones similares, como es el caso de las enfermedades cardíacas. Además, consumir demasiada sal (sodio) en la dieta puede elevar los niveles de presión arterial.

Un estudio utilizó datos de la Investigación prospectiva europea sobre el cáncer y la nutrición (EPIC). En el estudio participaron más de 418.329 personas de nueve países europeos, incluidos Dinamarca, Alemania, Grecia, Italia, los Países Bajos, Noruega, España, Suecia y el Reino Unido. Como parte de EPIC, los participantes respondieron preguntas sobre su dieta habitual, factores de estilo de vida, historial médico y características sociodemográficas.

Los investigadores siguieron clínicamente a los participantes durante un período promedio de 12,7 años. Para establecer resultados contundentes utilizaron herramientas estadísticas para estimar las razones de riesgo durante el período de seguimiento de “accidente cerebrovascular isquémico y hemorrágico asociado con el consumo de carnes rojas y procesadas, aves, pescado, productos lácteos, huevos, cereales, frutas y verduras, legumbres, nueces, semillas y fibra dietética.

En general, la investigación encontró que una mayor ingesta de frutas, verduras, fibra, leche, queso o yogurt se asoció con un menor riesgo de accidente cerebrovascular isquémico, pero no con el de accidente cerebrovascular hemorrágico. Específicamente, por cada 200 gramos adicionales de frutas y verduras que una persona consumía cada día, el riesgo relativo de accidente cerebrovascular isquémico era un 13%, y por cada 10 gramos al día de fibra dietética total, el riesgo relativo era del 23% más bajo.

De acuerdo con declaraciones de los autores, es el equivalente a 1,02 casos menos de accidente cerebrovascular isquémico para frutas y verduras y 1,86 casos menos de fibra dietética total por cada 1000 participantes en un período de 10 años. Los accidentes cerebrovasculares esquémicos son el tipo más común de accidente cerebrovascular; ocurren cuando un coágulo de sangre bloquea el flujo de sangre y oxígeno al cerebro. Estos coágulos de sangre generalmente se forman en áreas donde las arterias se han estrechado o bloqueado con el tiempo por depósitos de grasa conocidos como placas.

La buena noticia es que en general apostar por un estilo de vida saludable, haciendo énfasis en evitar el exceso de alimentos ricos en grasas saturadas y trans, como son la carne roja, carne procesada, embutidos, alimentos fritos con aceites hidrogenados, chocolates industriales, aceite de coco, manteca, margarina, mantequilla , bollería industrial, comidas congeladas y otros ultraprocesados. Reduce el riesgo de accidente cerebrovascular en un 80%.

Además, es importante tener en cuenta que existen otros hábitos relacionados con el estilo de vida que aumentan considerablemente el riesgo: tabaquismo, alto consumo de alcohol, presión arterial alta, obesidad, altos niveles de colesterol y triglicéridos, y diabetes.

Se ha comprobado que seguir una dieta basada en plantas o mediterránea, que promueva el consumo de alimentos naturales, integrales, de temporada y ricos en Omega-3 es un gran aliado para proteger la salud cardíaca. Y también es una gran medida para disminuir el consumo de estos alimentos ricos en grasas saturadas, sodio y trans, es bien sabido que son un enemigo latente de la buena salud ya que suelen derivarse en inflamación y por lo tanto aumentan el riesgo de enfermedades crónicas y son verdaderamente perjudiciales para la salud del corazón.